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Debates con mando a distancia

Debates con mando a distancia

jueves 06 de junio de 2013, 18:08h
Es algo que siempre me ha cautivado, que todos los días me asombra y me deja sumido en el estupor. ¿Cómo es posible, me pregunto, que una docena de personajes del periodismo, de la política o del mundo de la farándula sean la reencarnación de un Leonardo, de un Newton o de un Voltaire en pleno siglo XXI? Son un ejemplo redivivo de los sofistas griegos, de los pícaros españoles del medievo o de vendedores ambulantes de los años cincuenta del pasado siglo. Lo pueden comprobar a todas horas en cualquier cadena de radio o televisión que sintonicen. Siempre son los mismos y saben de todo lo que se plantée. Son un compendio viviente de la Enciclpedia Británica, del Larousse y de la Wikipedia. Da igual que se hable de política, de cultura, de economía, de ciencia o de filosofía. Con el mayor desparpajo exponen sus tesis, debaten, pontifican y dan la impresión de conocer al dedillo cualquier asunto que se trate, sea el que sea. Ya habrán supuesto que hablo de los "tertulianos", una casta de profesionales de la dialéctica que ha proliferado en los últimos años y que parece tener el don de la ubicuidad. Son apenas medio centenar pero se reproducen en los medios como por generación espontánea. Están a todas horas en todas partes. Hay ocasiones en las que, por aquello del directo y el diferido, te los encuentras a la vez en la cadena amiga hablando del Caso Bárcenas y en la competencia teorizando sobre los EREs fraudulentos de la Junta de Andalucía o sobre la prima de riesgo. Al margen del valor intrínseco que hay que tener para pontificar sobre casos que se desconocen o que sólo saben de oídas, admiro su capacidad de adaptación al medio, similar a la del camaleón, para saber en cada momento que postura deben defender. Y admiro. sobre todo, su enorme cara dura y la escasa vergüenza que esgrimen ante miles de espectadores que se creen a pies juntillas sus asombrosas disquisiciones.

Uno de estos asiduos personajes mediaticos es el.portavoz de Economía del PSOE en la Asamblea de Madrid, Antonio Miguel Carmona, habitual en las tertulias de Intereconomía, de 13TV o de Tele 5, quien acaba de ser cogido en un renuncio en el que ha metido de lleno en un lío a su compañero de partido Pepe Griñán. Reconoce Carmona en un vídeo que se puede contemplar en You Tube algo que le honra, y es que como miembro del PSOE tiene que acudir a las tertulias televisivas para exponer el punto de vista de su partido porque esa opinión es mucho más importante y tiene muchísima más repercusión mediática que cualquier columna en un medio escrito. Admite que no tiene por qué conocerse al dedillo todos los asuntos que trata en las tertulias y pone como ejemplo el Caso de los EREs fraudulentos de la Junta de Andalucía. "Yo estaba, lo puedo decir aquí sin que nadie me grabe, teledirigido, nunca mejor dicho, por José Antonio Griñán y por Mario Jiménez", explica Carmona en una charla donde se le ve en una sala con logotipos del PSOE en la pared. Carmona reconoce que acudió a ese debate porque le mandó el partido y que estaba "tan teledirigido" que le mandaban mensajes "todo el tiempo", algo que considera "natural", ya que Griñán es, en su opinión, una persona "muy honrada". Inmediatamente Griñán lo ha desmentido y Carmona ha asegurado que, efectivamente, los mensajes por WhatsApp no se los mandaba el presidente de la Junta, sino el vicesecretario general del PSOE-A y portavoz socialista en la Camara andaluza, el ínclito "ni-ni" Mario Jiménez, quien, por otra parte, cada día aparece más como el candidato de Griñan en la lucha por la secretaría general del PSOE ante el próximo relevo de Alfredo Pérez Rubalcaba, lo que da una somera idea de lo bajo que ha caído el listón del socialismo hispano.

Uno no sabe qué es peor, si que el presidente de la Junta aleccionase vía móvil a su colega o que dejara el asunto en manos del impresentable de Mario Jiménez cuya escasa capacidad intelectual y verborrea sectaria es de todos conocida. El caso es que Carmona volvió a insistir en las diversas mentiras que, a modo de mantra, esgrime el PSOE cuando sale a colación este tema, ya saben, que fue la Junta quién denunció el Caso de los EREs ante la Justicia, que el Gobierno de Pepe Griñán siempre ha colaborado con la instrucción de la jueza Mercedes Alaya, que la trama la forman "cuatro golfos" aprovechados de la buena voluntad de los Ejecutivos de Manuel Chaves y Griñán y que la Comisión de Investigación parlamentaria concluyó sus reuniones demostrando que no existía ninguna responsabildad política en los Gobiernos afectados por una década de fraudes millonarios. Vamos que Carmona hizo el ridículo ante la audiencia y ahora quiere culpar del desaguisado a quien manejaba desde Sevilla el mando a distancia de sus intervenciones.

Es lo que tiene eso de ser el busto parlante de una fuerza política, sea la que sea, que hay muchas ocasiones en las que es preferible dejar la silla vacía antes de que te utiicen como mero altavoz de unas ideas que no compartes. El ejemplo debería de servir a muchos de los habituales tertulianos para eludir debates que no dominen. Claro que si no acudes a las tertulias, no cobras y son bastantes los que viven de, por y para entretener al personal con sus perogrulladas. Así nos va.
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