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¿Tan, tan difícil es defender a España?

¿Tan, tan difícil es defender a España?

domingo 16 de junio de 2013, 11:11h
Ya sé que las malas noticias priman sobre las buenas e, incluso, que  'good news, no news'. Y que la visión negativa de España es la que predomina en muchos comentarios y titulares resulta algo obvio: ¿quién va a resaltar lo positivo, con la que está cayendo?. Así que mi colega Juan Moreno, que es un periodista español que escribe para 'Der Spiegel' y se desempeña en tertulias televisivas y radiofónicas en Alemania, ha escrito un artículo en la revista editada en Hamburgo, la más importante de Europa, que está causando furor en los cenáculos y mentideros hispanos: dice que es difícil defender a España.

"Por qué desearía devolver mi pasaporte español", titula su artículo Moreno, hijo de un emigrante a Alemania de los años setenta. Habla de esos vicios hispanos por todos conocidos y por algunos silenciados, desde la corrupción al "absurdo injustificable" que ocurre en Cataluña, pasando por el "desprecio" a la cultura y la educación que se estila por estos pagos, entre otras cosas que, por obvias, no detallo.

No caeré en la descalificación de Moreno, porque estoy de acuerdo con él: es difícil defender a España. Al menos, lo es muchas veces si se limita uno a contemplar la apatía de los políticos, la cerrazón de los partidos, el egoísmo de cierta banca, la estolidez y falta de imaginación de no pocos llamados intelectuales, el egoísmo de una parte considerable de lo que llamamos sociedad civil. Pero yo sé que mi colega hispano-alemán habla desde el amor al país de sus padres y que le vió nacer: la crítica al comportamiento de los próceres patrios nace de la desesperación de ver cómo nadie hace nada -por ejemplo, en el "absurdo injustificable" de lo que sucede en Cataluña, o evitando abordar urgentes reformas legales-para evitar los hundimientos. Y, sin embargo...

Sin embargo, España sigue siendo un gran país. Gracias, claro está, a sus habitantes, ahora empobrecidos, huérfanos de liderazgos morales y culturales, pero que siguen trabajando -los que pueden hacerlo-mucho más para conseguir mucho menos, que siguen ahí, aguantando recortes y austeridades que no alcanzan a comprender, aunque acaso entendiendo, sí, que nada volverá a ser como antes, cuando vivíamos acaso inflacionadamente; seguro que usted, amable lector, me entiende.

Sí, yo defiendo a España, no a la de la oficial 'marca España', sino al país real que, mire usted por dónde, se está encontrando con algunos brotes verdes, desde la cosecha que viene hasta las reservas turísticas para un verano que va a ser muy próspero, o hasta el 'boom' de exportaciones que se avizora para el tercer cuatrimestre. Solo cabe confiar en que los representantes de esta ciudadanía que sufre y protesta solamente lo justo -o menos-- entiendan el mensaje. O sigan entendiéndolo, porque el acuerdo Rajoy-Rubalcaba, concretado la semana pasada, es, al menos para mí, un espléndido rayo de sol en las tinieblas, aunque solamente se trate, por ahora, de afrontar conjuntamente los retos y exigencias europeos. Pero sospecho que ambos han iniciado un camino de entendimiento que ni siquiera los más aguerridos de sus respectivos y desprestigiados partidos van a poder frenar. Estoy seguro de que, entonces, mi colega Juan Moreno pondrá un título bien diferente a sus próximos comentarios sobre España, su país, el mío, el suyo, amable lector. El país que tenemos y no el país que nos fabrican algunos desdeñosos por principio, esos -no, desde luego, Juan Moreno-que solamente retratan cubos de basura.

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>> El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>
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