Sinceramente a mi eso de las primarias de los partidos siempre me ha
parecido un paripé, unas terciarias como las fiebres, una declaración de
(buenas) intenciones pseudodemocráticas para vestir el muñeco de que
son los militantes quienes mandan cuando todo el mundo sabe que los
militantes sólo sirven para pagar la cuota, si es que la pagan, y para
llenar los mítines electorales con la gorra, el bocadillo y la banderita
en la mano, cuando los dirigentes se lo exigen. Las primarias en el
PSOE sólo se celebran cuando el partido carece de un líder claro y sufre
una profunda crisis interna, como ocurre en estos momentos con
Alfredo Pérez Rubalcaba. Por ello me extrañó sobremanera que el líder de los socialistas andaluces,
Pepe Griñán,
que controla al PSOE-A con mano de hierro, montara la comedia bufa de
las primarias después de haber nombrado in pectore y con todas sus
bendiciones a su sucesora,
Susana Díaz.
Desde el primer
momento todos los que seguimos habitualmente la politica andaluza
coincidimos en que las primarias en cuestión eran una pura astracanada
del peor estilo. Y, a falta de doce días para la votación, los hechos lo
han demostrado y nos han dado la razón. Solamente una de los cuatro
presuntos candidatos,
Susanita la del ratón y el gato, ha logrado
los avales necesarios para concurrir el próximo día 29 al referéndum de
confirmación. El resto de los aspirantes, ni el consejero de
Agricultura,
Luis Planas, ni el alcalde de Jun,
José Antonio Rodríguez, y menos aún el "outsider" internauta de Torrox,
Marcos Antonio Encinas,
han logrado los 6.860 avales necesarios para poder ser elegidos. Y es
que Susana la experta del aparato, consejera de Presidencia e Igualdad,
secretaria general del PSOE de Sevilla y ex secretaria de Organización
del PSOE-A ha logrado en un abrir y cerrar de ojos nada más y nada menos
que más de 22.000 avales, es decir, que ha movido todos sus peones, que
son muchos y muy bien colocados, y la han avalado más de la mitad de
los cuarenta y cinco mil militantes que tiene el PSOE en esta tierra al
sur de Despeñaperros. Ahí es nada. Aunque estaba cantado, me da a mí que
esta comedieta circense que han montado en julio en Andalucía le puede
salir rana a
Pepe Griñán si no cuida las formas. Si yo fuese
militante convencido del PSOE, que evidentemente no lo soy, me sentiría
avergonzado de participar en estas elecciones en las que solo ha faltado
que Susana saliese al balcón de San Telmo acompañada por su padrino el
de los EREs y por el tonto de s alter ego,
Mario Jiménez para recibir el aplauso entusiasta de sus miles de incondicionales seguidores.
¿Qué necesidad tenía
Pepe Griñán de
montar este circo en época vacacional? Solo cabe una respuesta. La de
darle un barniz democrático a un partido en el que las bases apenas
cuentan, la de entretener al personal con falsas cortinas de humo que
oculten los graves problemas de los EREs fraudulentos, el paro galpante y
la inacción del Gobierno, y abrir el melón de su sucesora para que los
andaluces comiencen a conocer el rostro de
Susana Díaz que, en
los próximos meses va a estar un día sí y otro también copando los
telediarios de Canal Sur. Como he dicho alguna vez, Griñán tiene
bastante habilidad para jugar sus bazas. Lo hizo en el Congreso del PSOE
apoyando bajo cuerda a
Carmen Chacón y consiguiendo la presidencia del partido, lo volvió a hacer desobedeciendo a
Rubalcaba y
agotando la legislatura en Andalucía, lo repitió con el pacto de
Gobierno con IULV-CA y sus medidas populistas y lo ha hecho anunciando
sorpresivamente su intención de retirarse y nombrado a Susana como
sucesora mientras el PP-A sigue mareando la perdiz sobre su posible
candidato.
Mucha gente, sobre todo la vieja guardia del sector
histórico del PSOE-A y buena parte de los dirigentes del PP-A,
infravaloran a
Susana Díaz. Yo me tentaría la ropa y prepararía
la artillería más pesada para contrarrestarla cuanto antes porque puede
llegar a ser un adversario temible si está arropada por toda la
infraestructura que como una tupida tela de araña, tienen tendida los
socialistas en todos y cada uno de los rincones de Andalucía desde
Ayamonte a Roquetas y desde Santa Elena a Tarifa. Si alguien no la frena
a tiempo, Susana no sólo se comerá el ratón sino todo el pastel
electoral que se ponga en juego cuando a Griñán le venga en gana. Al
tiempo.
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