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Huérfanos de padre...y madre

Huérfanos de padre...y madre

lunes 12 de agosto de 2013, 15:41h

Casi nunca me fui de vacaciones en agosto. Durante mi época laboral, antes de que me echaran del ABC de Sevilla, me hacía cargo de periódico como una especie de director provisional e interino mientras el resto de directivos gozaban de sus merecidas vacaciones anuales en la playa. No se me olvidará nunca que el único acto político que rompía la monotonía y la sequía informativa de este mes era el del aniversario del fusilamiento de BlasInfante, en el kilómetro 4 de la carretera de Carmona, en el conocido cruce de la Gota de Leche. No es que fuese un acontecimiento importante, pero al ser prácticamente el único en las tediosas tardes estivales, congregaba ante el monumento al Padre de la Patria Andaluza, a los escasos representantes políticos que quedaban de guardia en Sevilla. Y siempre, siempre, había alguna polémica que llevarse a la boca, bien por la ausencia en el acto del presidente de la Junta, bien por algunos discursos subidos de tono. No es que el acto en sí tuviera una gran trascendencia informativa, de hecho, casi siempre iba a cubrirlo uno de los becarios recién incorporados que pagaban la novatada de turno. 

Y es que Blas Infante, por más que se haya reivindicado como el Padre de la Patria Andaluza, nunca ha tenido el respeto y el respaldo de los dos grandes partidos. Ni PSOE-A ni el PP-A, por su carácter centralista, se han identificado con la ideología del notario de Coria nacido en Casares y sus homenajes siempre han sido una especie de "paripé" nacionalista para cubrir el expediente de la autonomía. Solo el PA, legítimo heredero de las Juntas Liberalistas, ha seguido siendo fiel al autor del Ideal Andaluz y así le ha ido. Porque hay que reconocer que, al contario que vascos o catalanes, el nacionalismo andaluz nunca ha tenido un arraigo en el pueblo. No es posible comparar la figura de Blas Infante con las de Francesc Maciá SabinoArana, Entre otras cosas porque el nacionalismo, producto de la burguesía industrial de finales del XIX, nunca ha arraigado en una tierra en la que la clase media no comenzó a existir como tal hasta bien entrado el siglo XX. Todos los intentos de relanzar un nacionalismo andaluz en los albores del proceso democrático de la transición siguiendo la herencia de Blas Infante, fueron boicoteados por las principales fuerzas políticas, desde la UCD deAdolfo Suárez al PSOE de Felipe González pasando por la AP de Manuel Fraga. De hecho, el "boom" que propició incluso un grupo parlamentario propio  en el Congreso de los Diputados al PSA de Alejandro Rojas Marcos en las primeras elecciones generales, fue una especie de espejismo que se derrumbó como un castillo de arena a causa no sólo de la falta de motivación nacionalista de los andaluces, sino también gracias al desastroso pragmatismo político y a la escasa visión de futuro de los dirigentes andalucistas que pusieron sus intereses personales y de partido por encima de los intereses generales de Andalucía. De ser la posible fuerza visagra andaluza, controladora del bipartidismo, el PA acabó siendo la moneda de cambio de socialistas y populares.

Este año, cuando se cumple el 77 aniversario del fusilamiento de Blas Infante, su figura atraviesa por los peores momentos de su reciente historia. La Fundación que preside su hija Mariángeles  podría cerrar en septiembre si la Junta de Andalucía no aporta los medios necesarios para sostenerla, unas subvenciones que se dejaron de pagar desde hace dos años, el 21 de agosto de 2011, como reconocía entre lágrimas Mariángeles Infante, y que ponen en tela de juicio el escaso interés que el todavía presidente de la Junta, José Antonio Griñán, ha tenido a la hora de preservar las raíces ideológicas de un Estatuto que, según afirman los socialistas, están defendiendo continuamente de los ataques del Gobierno de Mariano Rajoy. Y no parece que su sucesora, Susana Díaz, fiel al aparato el partido, esté por la labor de seguir protegiendo la figura y el legado de Blas Infante, algo que, hablando mal y pronto, se la trae floja al PSOE. Bastante tienen con bandear y contentar al PSUC catalán de Pere Navarro que le está haciendo la vida imposible a Rubalcaba.Así las cosas, y a falta de que el actual PA acabe integrándose definitivamente en el PSOE o en el PP, parece que la única alternativa al bipartidismo -dado que IULV-CA va a ser subsumida a base de cargos oficiales por los socialistas- es la UPyD de Rosa Díez que, paso a paso, lenta pero paulatinamente, se está haciendo con un electorado mayoritariamente juvenil que puede ser clave en los futuros Gobiernos andaluces dentro de una década.

Mientras tanto, convendría que los ciudadanos (y ciudadanas) andaluces hicieran algo por conservar ese legado regionalista de Blas Infante, aunque no lo compartan. Aunque solo sea para justificar la bandera y el himno que suena cada 28 de febrero en todos los rincones de esta tierra. Ya se sabe aquello de que el pueblo que olvida su pasado está condenado a repetirlo. Y no es cuestión de volver a reeditar otro 4-D como el de 1977 para hacernos oir. ¿O quizás sí?

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