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Bailando la cruda realidad

martes 06 de noviembre de 2007, 15:13h
La danza de Alberto Huetos transportó al público indonesio en un viaje que se inicia en el mundo de los sueños, aterriza en la crudeza de la realidad y acaba con una apuesta firme por la alegría de vivir.
El bailarín español presentó el lunes en la capital indonesia el espectáculo "Yo sólo quiero caminar", de su compañía Madrépora Danza, con el que encandiló a un público que quedó gratamente sorprendido al ver por primera vez que la música flamenca puede interpretarse de otro modo.

El espectáculo nace al ritmo de la suave música del palestino Marwan Abado, que ayuda al bailarín a introducirnos en el mundo dulce de los sueños y los deseos, para, poco después, arrojarnos a una realidad más violenta, danzando al ritmo de las notas agresivas de Godflex.

"El espectáculo habla de la memoria, de una persona que hace un viaje personal, tiene necesidad de exiliarse, por las razones que sean, y se encuentra con la dificultad de dejar su lugar de origen, sus raíces, su casa, su día a día", explicó este bailarín y coreógrafo residente en Cazorla (Jaén).

Según Huetos, "la memoria es lo que te acompaña cuando viajas, sobre todo cuando te vas solo. En 'Yo solo quiero caminar' hablo de la dificultad de dejarlo todo atrás y encontrarte con una realidad muy dura".

Con lo que algunos espectadores calificaron de "movimientos imposibles", Huetos gira, se retuerce, cae al suelo, se levanta y vuelve a caer. El personaje muestra a veces cansancio, a veces rabia, a veces desesperación, pero siempre continúa caminando.

En su viaje por la memoria y el despertar, el bailarín introduce elementos como un barreño que utiliza para lavar sus manos, o un enorme pandero con el que recrea el susurro del mar.

Luego el espectáculo de Huetos evoluciona arrastrado por la guitarra flamenca de Paco de Lucía, que el artista interpreta desde la danza contemporánea, con movimientos muy distintos el flamenco pero empapados de ese arte.

"El ser humano está hecho para adaptarse a todo. Por eso al choque inicial sigue la inercia de sobrevivir, hay una progresión que acaba con la voluntad de querer seguir, de avanzar", indicó el artista.

Esta obra es para Huetos "una metáfora de la resistencia, del esfuerzo, de llegar a un límite pero querer levantarse y seguir dignamente. No vivir sólo en la pesadumbre, sino vivir con alegría, vivir sonriendo, que es lo que la última pieza deja en el aire: quiero salir de ahí, quiero caminar".

"No hay que quedarse sólo en la dureza y la tristeza, sino que también hay que avanzar hacia lo nuevo, hacia la sonrisa, hacia lo que queda por venir", añadió.

Huetos, que este año ganó el Certamen Nacional Coreográfico y de Interpretación de la Junta de Andalucía, realiza este mes una gira por Asia en la que recorrerá, además de Indonesia, Australia, Filipinas, India y Malasia, para iniciar al público oriental en la danza contemporánea española.

Además de presentar su espectáculo, Huetos también aprovecha este viaje para dar clases magistrales en algunas de las escuelas de danza más renombradas de Asia.

"En todos los países voy a dar unos talleres, que son una oportunidad magnífica de entrar en contacto con bailarines de aquí y mantener un diálogo con ellos", explica.

"Les enseñaré las técnicas que yo trabajo, cómo desarrollo el movimiento, y luego también la parte coreográfica. Es un intercambio entre profesionales de los que todos aprendemos", agregó el artista, al que avalan quince años bailando como profesional.

Huetos considera que, a pesar de que el lenguaje de la danza contemporánea no siempre es fácil de entender, cada vez va ganando más terreno en España.

La clave está, para él, en interpretar siempre con la mayor sinceridad y conectar con el público para que el baile no se quede sólo en un monólogo y se convierta en un compartir con el espectador.
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