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Menos estrellas y más trabajo

Menos estrellas y más trabajo

lunes 07 de octubre de 2013, 19:28h
Después de su enorme éxito en los cenáculos madrileños y su lanzamiento mediático como la gran esperanza para el futuro socialista, a quienes hemos seguido de cerca la carrera política de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz Pacheco, se nos queda cara de tontos por no haber descubierto antes que esa piedra pómez que absorbía cargos y mas cargos orgánicos en el partido y que iba dejando cadáveres a su paso, era en realidad un diamante en bruto que Pepe Griñán iba puliendo poco a poco para que, llegado el momento, deslumbrase a todos convirtiéndose de la noche a la mañana en la joya del PSOE. ¿Estábamos ciegos en Andalucía para no ver los destellos que despedía Susana? Seamos realistas. No. Nada de eso. Digan lo que digan las tertulias y los gurús mediáticos, sigo pensando que es un bluf, una tuerta en el país de los ciegos, una torta de Inés Rosales donde falta el pan de Alcalá.

Susana ha sido, es y será sólo un buen producto del marketing socialista que busca desesperadamente una figura que pueda relanzar a un partido que se desangra en la oposición y no levanta cabeza. Y poco más. En su persona Susana reúne algunos de los requisitos imprescindibles para poder alcanzar a medio plazo ese liderazgo que persigue con todas sus fuerzas. Es relativamente joven, conoce a la perfección los entresijos del partido, encarna la tan ansiada renovación generacional que busca el PSOE y es la mujer con más poder dentro del Estado autonómico. Si a ello le añadimos que sabe aprovechar las debilidades propias y ajenas para sacar tajada, miel sobre hojuelas. Griñán le ha regalado la Presidencia de la Junta de Andalucía y ahora le cederá también la Secretaría General del PSOE-A. Dominará por lo tanto la primera comunidad autónoma de España y la federación socialista más importante de todo el Estado. Todo ello "hEREdado" de unos gobiernos y unos presidentes (Manuel Chaves y Pepe Griñan) sobre los que sigue planeando la imputación en el caso de corrupción política más escandaloso de la historia de la democracia. Una hEREncia que, sin embargo, apenas si le ha dejado marca alguna.

Un conocido dirigente socialista andaluz retirado del primer plano político y que hasta hace escasos meses se declaraba enemigo acérrimo de Susana a quien consideraba una arribista sin escrúpulos, me decía hace pocos días que su visión había cambiando rotundamente. "No tiene nada que ver la Susana panfletaria y demagoga que yo conocía cuando Griñán la fichó hace tres años junto con toda la hornada de "griñaninis" en el Congreso de Sevilla, a la estadista atrevida y sin pelos en la lengua que aoareció el otro día en el hotel Ritz de Madrid. En pocos meses ha ganado y mucho en presencia política y en seguridad en sí misma y no te extañe que su futuro a medio plazo supere el ámbito autonómico para acceder a más altas cotas nacionales. Ha sido, de verdad, toda una agradable sorpresa para muchos de los popes socialistas de la era de Felipe y Alfonso que renegábamos de esta nueva generación que Pepe Griñán ha colocado al frente del partido".

Contemplando este meteórico ascenso al estrellato de Susana Díaz,  la pregunta que habría que hacerse es ¿qué es lo que necesita Andalucía en estos momentos en los que el índice de parados supera el treinta por ciento? ¿Necesitamos una estrella que nos deslumbre a propios y extraños o alguien que se ponga a trabajar para aportar soluciones urgentes a una sociedad inmersa en una brutal crisis? Sinceramente, a mí el éxito de público y crítica obtenido por Susana en Madrid me la trae al pairo. Yo, y creo que la inmensa mayoría de los andaluces, lo que queremos es un Gobierno y una presidenta que se dedique a trabajar cada día por el bienestar de todos. El estrellato y los Oscar a la interpretación que se lo deje a las divas de Hollywood, que seguramente lo harán mejor que ella. Lo dicho, menos estrellas y más trabajo.  
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