Alarma en el Gobierno por el encarecimiento de alimentos básicos

Según los datos del Ministerio de Industria, en los últimos doce meses el precio de productos cotidianos como las cebollas, la carne de pollo o los huevos ha aumentado de forma vertiginosa, con crecimientos del 22%, el 18,3% y el 10,4%, respectivamente.

Ahora, el Ejecutivo quiere hacer algo para forzar la contención de la inflación en estos alimentos habituales en la cesta de la compra, pero lo tiene complicado ya que ni él mismo sabe qué hacer.

Por ahora, ha dado un primer paso interesante, pero que, de momento, ha dado pocos frutos. La recién estrenada Comisión Nacional de la Competencia está investigando las subidas de precios derivadas del encarecimiento de los cereales, ante la posibilidad de que estos incrementos no se correspondan con un aumento de los costes de producción.

El problema es que esta medida sólo podrá dar fruto a medio y largo plazo, y las carteras de los ciudadanos necesitan un respiro lo más rápido posible. El Gobierno lo sabe y la preocupación crece día a día, a medida que se van conociendo nuevos datos sobre la inflación.

Además, si hace semanas los ciudadanos tenían la percepción de que el encarecimiento se estaba centrando en productos ligados con los cereales, lo cierto es que en el último mes los más afectados han sido otro tipo de alimentos, como los tomates de ensalada o las naranjas, cuyos precios crecieron un 6,13% y un 3,53% en sólo 31 días.

Así las cosas, el Ejecutivo tiene la intención de 'hacer algo', pero es complicado. Antes, podría dedicarse a dar ayudas a los productores con el compromiso de una rebaja de precios, pero ahora, con las limitaciones impuestas por Bruselas, tiene las manos atadas.

La solución es difícil que pueda ir más allá de esperar a que sea el propio mercado el que normalice la situación, aunque este Ejecutivo ya ha sorprendido en otras ocasiones con medidas inesperadas (en muchos casos de dudosa eficiencia), así que es posible que en las próximas semanas pueda tratar de 'hacer algo'.

Y a esto hay que unir otra subida que afecta a la mayoría de los ciudadanos: la del petróleo. Poco expertos dudan ya de que el barril de Brent pueda superar la barrera de los 100 dólares, algo poco probable hace un año.