Aquí, la que no corre, vuela

Sigo pensando que los andaluces tenemos bastante mala suerte con nuestros políticos. Nos duran menos que un caramelo a las puertas de un colegio. Y no sólo los que demuestran ser unos aguilillas del asunto público, no, cualquiera que destaque algo o que en un momento dado necesiten en Ferraz o en Génova inmediatamente da el salto a Madrid y nos deja tirados. Da igual que dejen a Andalucía sin presidente o sin consejeros, al fin y al cabo, los intereses de los andaluces se la traen al pairo a los dirigentes socialistas o populares. Lleva años pasando y hay decenas de ejemplos a los que citar. Desde Felipe Gónzález y Alfonso Guerra a Manuel Clavero o Soledad Becerril, pasando por Javier Arenas, Manuel Pimentel, Amalia Gómez, Manuel Chaves, Gaspar Zarrías, Magdalena Álvarez, Carmen Calvo, Bibiana Aido y Pepe Griñán. Hay que reconocer que con algunos, pónganle ustedes mismos los nombres, los andaluces tuvimos bastante suerte con que nos los quitaran de enmedio a tiempo antes de que cometieran en esta tierra el estropicio que después hicieron desde el Gobierno, pero no deja de ser un ninguneo a la comunidad más extensa y poblada de España y de la que, según dicen los expertos, depende en las elecciones generales el color final del Ejecutivo central.

En los últimos años esta hégira parece haberse acelerado, sobre todo por la falta de liderazgo en Madrid tras el derrumbe zapaterista y la necesidad apremiante de buscar a alguien que sustituya cuanto antes al más que amortizado Alfredo Pérez Rubalcaba. A Chaves y Zarrías se los llevó ZP dejando la Junta en manos de Griñán. A Griñán, que fue el único socialista que no consiguió ganarle al PP en Andalucía, se lo llevaron por delante los EREs fraudulentos y le dejó la herencia (ya se sabe que aquí, en Andalucía, el PSOE gobierna como si esto fuese una monarquía hereditaria y el cargo lo pasan de padres a hijos o a hijas) a la sin par estrella de la política española y mundial, Susana Díaz Pacheco. Todo ello en el corto plazo de tres años y ante la atónita mirada de los electores que no respaldaron a Griñán y que ni siquiera han votado a Susana. Pues bien, todo parece indicar que se va a volver a repetir la historia y que es muy posible que la presidenta de la Junta pueda ser nominada a medio plazo como candidata socialista a la Presidencia del Gobierno. Son muchos los dirigentes socialistas (Belloch, Jaúregui, el propio Pepe Griñán), jaleados por influyentes tertulianos y comentaristas políticos de los cenáculos madrileños, los que están apostando descaradamente por Susana. La conferencia política que está a punto de iniciarse va a ser el espaldarazo definitivo para su encumbramiento. Y, de nuevo, los andaluces veremos con cara de tontos cómo Susana es sustituída por otra u otro presidente (María Jesús Montero o Luciano Alonso) sin comerlo ni beberlo. Alguien debería de tenerlo en cuenta en los próximos comicios autonómicos.Todo esto a la espera de que Mariano Rajoy decida esta semana quien va a ser el candidato del PP a la Presidencia de la Junta (José Luis Sanz, Fátima Báñez, Carmen Crespo) también ante la completa estupefacción del electorado popular que asiste como convidado de piedra a lo que se decida en Madrid. Verdaderamente ejemplarizante.

Y mientras todos ellos juegan a sus asuntos creyendo que los ciudadanos somos unos meros peones de su ajedrez, algunas cifras nos siguen poniendo el pelo de punta a todos. Si el paro afecta en estos momentos al 35 por ciento de los andaluces, el paro juvenil, es decir el futuro hipotecado de Andalucía, alcanza cotas dramáticas. En el Valle del Guadalquivir, las provincias de Jaén, Córdoba y Sevilla, la tasa de desempleo entre los 16 y los 25 años, según la Encuesta de Población Activa (EPA) superó entre julio y septiembre el 70 por ciento, siendo el récord el de Jaén con el 74,46%, es decir, que tres de cada cuatro jóvenes de esta provincia andaluza que están buscando trabajo no lo consiguieron. Los datos del paro juvenil de Jaén superan en 20 puntos la media nacional. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el conjunto del territorio nacional se situó en el tercer trimestre del año en el 54,39%. El resto de provincias andaluzas también superó ampliamente este valor: Almería (59,02%), Cádiz (63,9%), Córdoba (72,08%), Granada (65,2%), Huelva (64,89%), Málaga (68,24%) y Sevilla (71,01%). Y con estos datos en la mano, nuestos políticos siguen jugando a sus batallitas internas. ¿De verdad creen que a alguien le interesa si Susana Díaz se va a Madrid o si vuelve Fátima Báñez a Sevilla? ¿A qué juegan ellos, los sindicatos y todos los que dicen luchar por el bienestar del pueblo? La respuesta es dura, pero simple: van a lo suyo y los demás les importamos un carajo.