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El problema tampoco es Rubalcaba

El problema tampoco es Rubalcaba

jueves 07 de noviembre de 2013, 15:53h
El PSOE inicia su Conferencia Política, un invento para tratar de remontar el vuelo que no es ni un Congreso ni unas primarias. Es, debería ser, un debate sobre las ideas para analizar la situación, reforzar el partido y marcar lo que los cursis llaman "hoja de ruta", las líneas de acción para el futuro. Pero la atención no va a estar en la reunión sino en los pasillos. Aunque hablen de ideas, lo que se va a mirar con lupa son los nombres y los hombres, quién se junta con quién y quién intenta que no vean con alguno. 

Rubalcaba inicia el camino de la despedida. Tal vez acabe cometiendo el error de ser candidato, pero nunca será "el candidato" a pesar de que, posiblemente, sea uno de los pocos, tal vez el único entre los que aspiran a sucederle, que tiene una idea del Estado. Y también tiene una crisis galopante de liderazgo. Dice Felipe González, que también estará allí, que eso es malo pero que "en Rajoy no hay crisis porque nunca hubo liderazgo". La diferencia -importante, claro- es que Rajoy tiene el poder y el BOE aunque no tenga el liderazgo. Y eso vale mucho. Tanto que, a pesar del incumplimiento de todas las promesas electorales, a pesar de los recortes en todas las áreas, a pesar de tantos errores, e pesar de la mala gestión de muchos ministros, el PP sigue muy por encima del PSOE en todas las encuestas y Rubalcaba obtiene peores resultados que Rajoy. Si esto fuera un colegio, a Rajoy le harían repetir curso, pero a Rubalcaba le mandarían a preescolar. Y eso es malo para España, porque esta crisis sólo se levanta con ideas nuevas, con regeneración, con propuestas imaginativas, reinventando el Estado, no sólo el social sino, sobre todo, el político. Es la hora de la política. Y en el PSOE, hoy por hoy, las ambiciones personales no ocultan la falta de ideas. Todos quieren ser el sucesor de Rubalcaba -mientras le dejan que se inmole- pero ninguno hace una propuesta. Si acaso, sólo una figura emergente como Susana Díaz. Que se prepare porque, como siempre, el peligro no está fuera sino en la propia madriguera. Si el problema fuera Rubalcaba, sería menos problema. Pero el problema del PSOE es su alarmante falta de propuestas y la ambición desmedida de algunos no por la autoridad sino por el liderazgo.


Por debajo, la encuesta del CIS señala otras realidades preocupantes. Ni Izquierda Unida ni UPyD crecen como para ser fuerzas significativas. Y Ciudadanos, que plantea el salto a la política nacional, sabe que es casi imposible que sus resultados sean relevantes. ¿Dónde están entonces los votos de los descontentos del PSOE y del PP? En la abstención, en la desmoralización y en la desafección. Lo del PSOE ya está dicho. Pero si el PP cree que puede ganar en alguna autonomía y a nivel nacional tal y como se está comportando, con tanta soberbia y tan poco diálogo, lo tiene claro. 

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