Cuando Papá Nöel se viste de juez
viernes 20 de diciembre de 2013, 07:46h
Ni las "entrañables" ni el solsticio de invierno,
ni los villancicos ni los belenes, ni las compras de Navidad ni el
"mapping" que Zoido ha vuelto a colocar en la Plaza de San
Francisco, ni las luces de tienda de chinos de la Avenida ni el árbol de
Vodafone que ilumina de rojo los Juzgados de Sevilla, para una que yo me sé
sólo existe su trabajo que alarga todos los días a horas intempestivas de la
madrugada amargándole las fiestas navideñas a abogados, funcionarios,
periodistas y otras gente de mal vivir. Ya saben a quien me refiero.
Naturalmente a la incesante gota M.Alaya que parece haber sacado
fuerzas de flaqueza y quiere acabar el año 2013 tirando de la manta de las
facturas falsas de la UGT-A e imputando con medidos razonaminetos jurídicos a Chaves,
Griñán y cinco exconsejeros de la Junta y, de camino, a algún concejal
de Parques y Jardines del PP y al ex presidente del Betis, Manuel Ruiz de
Lopera. Ahí es nada. Menos mal que el del Sevilla, José María del Nido no
cometió sus presuntos delitos en la capital de Andalucía sino en Marbella,
porque si no estoy seguro que también habría sido Alaya quien se lo hubiese
llevado por delante. Da la impresión de que en Sevilla no existiese otro
Juzgado que el número 6. Si la instrucción de los EREs fraudulentos de la Junta
era ya de por sí complicada, árdua y compleja, Alaya sigue acumulando, una tras
otra, causas de alta resonancia mediática que no afectan ya sólo al PSOE, como
algunas malas lenguas presumían y acusaban, sino que se van ampliando a otros
partidos y a sindicatos implicados en supuestos casos de corrupción. De seguir
así, la juez Alaya va a tener que cambiar su troller por una empresa de
mudanzas que le lleve los tochos de las diligencias hasta su despacho del Prado
de San Sebastián.
Resulta cuando menos curioso el acelerón de estos últimos días. Les cuento que
en la tarde noche del miércoles y durante la madrugada del jueves, la juez tomó
declaración a cinco detenidos de la segunda parte de la llamada "Operación
Madeja" sobre el supuesto cobro de comisiones del ex asesor del ex alcalde
sevillano Alfredo Sánchez Monteseirín, Domingo Enrique Castaños y
otros cuantos, y enviase a tres de ellos a prisión pasadas las tres de la
madrugada y, sin apenas interrupción, en la mañana del jueves, la Guardia Civil
llegase a primeras horas a la sede de UGT Andalucía para practicar un registro
que duró más de diez horas en busca de pruebas que pongan al descubierto las
facturas falsas y los enjuagues del sindicato y en el despacho del ex alcalde
socialista, Manuel del Valle. No contenta con ello, Alaya hizo públicos
en la mañana del jueves dos nuevos autos en los que, por una parte, vuelve a
preimputar a los expresidentes Manuel Chaves, a Pepe Griñán y a
los ex consejeros, Antonio Ávila, Francisco Vallejo, José
Antonio Viera, Carmen Martínez Aguayo y Manuel Recio, después
de que la Audiencia rechazara el anteror auto pidiéndole que razonara
jurídicamente estas imputaciones, y por otra, como guinda del pastel, ordena a
los peritos de la Intervención General del Estado que indaguen analicen la
actuación de la Cámara de Cuentas de Andalucía en relación a las ayudas
sociolaborales del programa 31.L., más conocido como "fondo de
reptiles". Dios mío, qué estres. Vamos, un no parar, un vivo sin vivir en
mí que decía Santa Teresa. La pregunta que todos nos hacemos es ¿de
dónde saca tiempo la juez Alaya para instruir todo este marasmo de
corrupciones, esta enciclopedia británica de diligencias? ¿cuándo duerme esta
mujer? ¿la conocen su marido y sus hijos o se creeran que es como Papá Nöel o
los Reyes Magos que sólo aparecen por casa un día al año? Mercedes, hija,
tranquilidad que estamos todos de los nervios.
Aunque, claro, a lo mejor resulta que piensa quitarse de enmedio entre
Nochebuena y Año Nuevo, tomarse unas minivacaciones con su familia y de ahí que
quiera adelantar trabajo antes de las doce uvas. O, peor aún, que ante la
ciénaga que invade las diversas instituciones andaluzas y sobre la que Susana
Díaz quiere pasar de puntillas como si no fuese con ella, Alaya está
dispuesta a hacer de Papa Nöel justiciero y dejarle un regalo envenenado a la
superpresidenta andaluza para que se ande con piés de plomo que, tal y como
están las cosas, aquí nunca se sabe por donde va a salir el sol en el Juzgado
número 6.