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El día de los buenos propósitos

El día de los buenos propósitos

lunes 30 de diciembre de 2013, 21:12h

Petardos, atracones y borracheras aparte, la noche de San Silvestre es fundamentalmente la de los buenos propósitos. No hay casa en todo el país en la que, acabadas las doce uvas, alguien jure por lo que más quiera que esa noche se va a fumar el último pitillito de su vida, que a partir del día 6 comienza a adelgazar o que se va a hacer abstemio y vegetariano. Vamos, lo de siempre. Ocurre que después de la cerveza, los canapés, el blanco, los langostinos, el tinto, las carnes, el cava, los turrones y lo que te rondaré morena, todas esas buenas intenciones se esfuman y si te vi no me acuerdo. Después vienen las clásicas excusas como "sí me he quitado del tabaco y ahora sólo me fumo un cigarro después de las comidas" o "yo iría en bicicleta o andando al trabajo, pero siempre voy con prisas y además no voy a estar todo el día sudado, pero te juro que un día de estos me apunto a un gimnasio" o "yo suelo comer ahora ensaladas, aunque de vez en cuando no hay que hacerle ascos a un tinto y a un buen chuletón, que uno es humano". Total que las promesas de regeneración mental y física se suelen quedar siempre sobre el mantel de la cena de Nochevieja esperando que pasen otros 365 días para renovarlas e incumplirlas otro año más. Para dos días que vamos a vivir...

Valga esta introducción culinaria para analizar los mensajes de fin de año que, por estas fechas, suelen hacer todos los dirigentes políticos de las diecisiete autonomías españolas, empeñados en imitar a Su Majestad el Rey a la hora del "puedo prometer y prometo" y de decir obviedades por todos conocidas y perogrulladas a las que nadie hace ni puto caso. La princesa de Triana, la nueva estrella del socialismo hispano, la sin par presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, no iba a ser menos que sus colegas y la víspera de Nochevieja, desde el Patio de los Leones de la Alhambra, protagonizó su primer discurso navideño, retransmitido como no podía ser de otra forma por "la suya" y encantada de conocerse. Si no lo vieron, no se preocupen demasiado, no se perdieron gran cosa. Volvió a reiterar el "gran potencial" que tiene Andalucía, que somos líderes en turismo, en el sector aeronáutico, en la agroalimentación y en las energías renovables y que su Gobierno trata de impulsar un nuevo modelo económico "capaz de crear más empleo de calidad y de generar más riqueza en el territorio".  Todo ello está muy bien, pero como nos ocurre a todos en Nochevieja, no dejan de ser unos propósitos que se suelen quedar en intenciones.

Porque, de momento, lo que más le preocupa a los andaluces son dos cosas: el paro y la corrupción política. No dijo Susana que los andaluces también somos líderes en lo primero con un millón y medio de parados, y hacemos lo posible por encabezar la lista de lo segundo. Con todo dijo sobre el desempleo que "tenemos que cambiar muchas cosas, las que hagan falta, para acabar con esa lacra isoportable del paro. Reformas, pues, todas las necesarias, pasos atrás, ninguno". Vamos, le faltó citar a Santa Teresa de Jesús con su "vivo sin vivir en mi y tan alta vida espero, que muero porque no muero". En cuanto a la corrupción, sí acudió al padre de la patria andaluza, Blas Infante, bastante olvidado por sus compañeros de partido, e hizo suya la frase del notario de Coria, "la política solo puede hacerse desde la honestidad y la solidaridad", para asegurar que su Gobierno será "implacable en la lucha contra la corrupción" (¿dónde habré oído yo esa frase antes? ¿no la dijo en su momento oro fin de año su padrino Pepe Griñán ahora preimputado por la juez Mercedes Alaya en el caso de los EREs fraudulentos? ¿o será que ella misma la ha repetido docenas de veces sin que haya movido hasta ahora un dedo en ese combate? No lo sé el caso es que me suena).

Y poco más, mucho "andaluces y andaluzas", un brindis al sol al feminismo y al papel de la mujer y un epílogo algo enrevesado e ininteligible recordándole a los escasos oyentes que "Andalucía esun gran pueblo de hombres y mujeres dignos, un pueblo de raíces profundas y de robusta personalidad", Pues, que bien, ya veremos para qué nos sirve esa dignidad, esas raíces y esa personalidad en este año 2014 que comienza y en el que es bastante probable que Susana Díaz nos llame a "los andaluces y a las andaluzas" de nuevo a las urnas para conseguir el respaldo popular del que carece y que necesita para labrar su propio futuro. Uno comienza a estar harto de declaraciones rimbombantes sin hechos que confirman las intenciones. Lo dicho, si hay que quitarse del tabaco y adelgazar, mejor dejarlo definitiamente y comenzar a hacer ejercicio desde el primer día del año nuevo. Que después, todo queda en papel mojado.

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