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28-F, una autonomía en decadencia

28-F, una autonomía en decadencia

jueves 27 de febrero de 2014, 08:04h
Decía el dramaturgo francés Pierre Corneille que "el tiempo es un gran maestro que arregla muchas cosas", y no le faltaba razón, el tiempo es un juez inapelable que con su inexorable paso pone a cada uno en su sitio. Han pasado ya 34 años de aquel 28-F de 1980 en el que los andaluces, pese a todos los impedimentos políticos que nos pusieron y pese a aquel trabalenguas que nos plantearon en el referéndum, ¿se acuerdan?,"¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo ciento cincuenta y uno de la Constitución a efectos de la tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?" no respondieron "la gallina" como afirmaba entonces Mingote en su chiste del ABC, sino con un "sí" mayoritariamente relativo que nos sirvió para iniciar un proceso autonómico similar en teoría al de Cataluña y el País Vasco. Treinta y cuatro años después cabría plantearnos una serie de preguntas sin respuestas que muchos nos hacemos, ¿ha merecido la pena tanto esfuerzo y tanto sacrificio?, ¿estamos al mismo nivel de autobierno, y sobre todo de influencia en el conjunto del Estado, que el resto de las llamadas comunidades históricas? ¿se han acercado como se pretendía las instituciones al pueblo que las elige o simplemente se han multiplcado por cinco los cargos políticos retribuidos con el enome gasto público que ello supone?

En estos momentos en los que los dos partidos mayoritarios del espectro político español y andaluz se hallan inmersos en una catarsis colectiva, en un egocentrismo maniqueo, en una reconversión interna teledirigida desde Madrid que pasa por la renovación de líderes, de cuadros directivos y de proyectos sin importarles lo más mínimo lo que piensan no ya sus votantes sino ni tan siquiera sus afiliados, cabe pensar en para qué han servido estos treinta y cuatro años de autonomía, si ha merecido la pena el coste económico y humano derrochado, si ha servido para algo haber contado con personajes que lucharon por Andalucía como Manuel Clavero Arévalo, Soledad Becerril, Alfonso Guerra, Alejandro Rojas Marcos, Luis Uruñuela, Pedro Pacheco, Julio Anguita, Amparo Rubiales, Felipe Alcaraz, Luis Carlos Rejón, Antonio Hernández Mancha, Javier Arenas, Rafael Escuredo, José Rodriguez de la Borbolla y tantos y tantos otros que han ido quedando en el camino.de esta autonomía cada vez más descafeinada y falta de músculo. La escasez de figuras políticas andaluzas que marquen guía en los últimos años nos ha dejado huérfanos de protagonismo nacional. Ojalá y la nueva esperanza rubia, Susana Díaz, encaramada a la Presidencia de la Junta  por el divino dedo de Pepe Griñán, vuelva a ser un referente político nacional lo mismo que fue en su momento Felipe González. Ello nos daría a los andaluces un plus que perdimos con la llegada del nuevo siglo.

No me gusta mirar excesivamente al pasado porque, como dijo el político inglés Harold MacMilan, "deberíamos usar el pasado como un trampolín y no como un sofá", por eso, al recordar los inicios de nuestra autonomía y la trayectoria de Andalucía en estas últimas tres decadas, deberíamos acordarnos de las muchas veces que metimos la pata para no volver a repetir fracasos. Si los que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo, los que se agarran a él, no viven en la realidad que, por más que nos pese, es el crudo presente de la gran estrella socialista Susana Díaz y del neonato popular Juanma Moreno. Y aunque la realidad no sea en estos momentos la mejor de las posibles, es la que hay y hay que intentar que sea la mejor posible. En nuestras manos está tratar de cambiarla en las urnas para dejar de ser la triste referencia española de región líder en el desempleo, en el atraso, en la pésima educación, en el tópico y en la sumisión. Y tenemos muchos referentes en los que fijarnos. Desde el gran poeta Antonio Machado, del que se cumpen ahora 75 años de su muerte en el exilio forzoso de Colliure, hasta el genio de la guitarra, Paco de Lucía, que acaba de dejarnos en su retiro elegido de México. Ambos ejemplos se fueron de su tierra.para morir fuera. Esperemos que otros muchos genios anónimos que serán reconocidos en un futuro no mu lejano opten por quedarse aquí para seguir dándonos ejemplo de amor por una Andalucía que, mande quien mande en ella, sea quien sea el que quiere apropiársela, será siempre la tierra soñana de nuestros grandes amores y de nuestras mayores ilusiones.  
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