La procesión europea del Partido Popular
miércoles 09 de abril de 2014, 12:36h
El
peculiar humor galaico del presidente del gobierno y del Partido Popular ha
conseguido que durante unas semanas los periodistas y los políticos de su
partido y de la oposición hayamos jugado a encontrar a " Willy"
cuando éste ya había aparecido en la agenda de Mariano Rajoy desde el
principio, eso sí, sin camiseta de rayas y con una barba blanca de Papá Noel.
Será en el gran Toledo de las procesiones de Semana
Santa, en los dominios de la Secretaria General y presidenta de Castilla la
Mancha, donde se ponga al frente de las listas de Estrasburgo al actual titular
ministerial de Agricultura, Miguel Arias Cañete, una sorpresa sin sorpresa, el
nombre que desde el principio estaba en eso que llamamos quinielas. Sólo falta
saber si llegará sólo o en compañía de otros miembros del Gabinete, y de
cuantos presidentes dimitidos y notables del PP le acompañarán en una lista en
la que los puestos de salida cuentan pues es más que probable que no se repita
el número de parlamentarios de la última elección europea.
Ha esperado Rajoy a que pasase el debate nacionalista que
han traído al Congreso los diputados elegidos por el Parlament de Cataluña para
defender el derecho a un referéndum, y lo ha hecho con la "
complicidad" de su adversario socialista y sin embargo " amigo",
Alfredo Pérez Rubalcaba. Con quien tantas cosas le unen en el pasado, en el
presente y puede que en el inmediato futuro.
Las elecciones europeas son un episodio importante pero
menor. No se juega gobernabilidad alguna y sería de desear que todos los
parlamentarios que se eligieran el 15 de mayo remasen en la misma dirección
" nacionalista" española, dejando a un lado el color del partido por
el que se sienten en un escaño de Estrasburgo. Ahí si nos jugamos mucho los españoles como país, como
ciudadanos y como consumidores de ese gran mercado que es Europa.
Si es muy importante lo que vaya a ocurrir en Cataluña de
aquí a noviembre. Lo que vayan a hacer el gobierno y la oposición, lo que pueda
pactar Artur Más con Pere Navarro, lo que puedan hacer desde la Esquerra de
Oriol y desde la derecha "pepera" que aspira a desplazar a los
socialistas como tercera fuerza. Y son importantes los financieros y los
empresarios que se han sacudido complejos y hacen llegar sus opiniones y cuitas
a los políticos de turno.
En lo que coinciden todos, en el punto al que conducen
tanto las elecciones europeas como los deseos catalanes es que nuestra
Constitución necesita un paso por el taller de las reformas. No es tanto el
tiempo transcurrido desde 1977-1978 como las condiciones que la alumbraron y las
obligaciones y deberes que atenazaron a aquellos padres de la patria que la
redactaron cuando los sones del franquismo estaban tan presentes y se
escuchaban por los cuarteles. Queda por saber el día y la fecha de la reforma,
pero o se hace o este coche democrático en el que estamos montados se quedará
tirado y sin motor en alguna de las " cuestas" que tenemos por
delante.