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Por imperativo legal

Por imperativo legal

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
lunes 28 de abril de 2014, 10:12h
Una vez se les ocurrió  a unos nuevos parlamentarios añadir a su promesa o juramento el estrambote "por imperativo legal". Hasta aquella ingeniosa ocurrencia, el resto de los ciudadanos ignorábamos que, cuando cumplíamos con preceptos legales, lo hacíamos por capricho o por gusto de solemnizar nuestros actos y no por obligación. Al cumplir con obligaciones menos apetecibles, como hacer la declaración de la renta o respetar las normas de tráfico, pensamos que podíamos añadir que lo hacíamos "por imperativo legal". Así lo confirmaron unos ingeniosos ediles de Sant Sadurni d'Anoia que manifestaron que instalaban la bandera nacional en su Ayuntamiento "por imperativo legal". 

Lo que no se hace "por imperativo legal", sino por voluntad propia, es presentarse a unas elecciones, sean europeas, generales, autonómicas o municipales y, de resultar elegidos, tampoco se hace "por imperativo legal" la toma de posesión de los cargos correspondientes, pasando a formar parte de instituciones reguladas y establecidas de acuerdo con las leyes y reglamentos establecidos, bajo el amparo de una Constitución y una bandera. Igualmente se pueden cobrar los devengos y dietas que correspondan sin necesidad de decir que se hace "por imperativo legal". Se pasa a formar parte de instituciones constitucionales innecesarias en la práctica porque, como descubrió Iñigo Urkullu un día de Aberri Eguna: "Estamos aquí antes del nacimiento de los Estados". En sentido estricto esto parece difícil, por muy longevo que pueda llegar a ser Urkullu, pero, en sentido fantahistórico pudiera referirse a nuestros remotos antepasados no sometidos a otro "imperativo legal" que sus usos y costumbres de euskaldunes. En tal caso no es fácil comprender por qué razón tengan derechos naturales de origen los euskaldunes y no los celtas, los iberos, los galaicos, los cántabros, los tartesios o cualquier otra estirpe de pobladores del actual Estado. 

Si lo que desean manifestar los devotos del "imperativo legal" es que unas normas se acatan gozosamente y que otras se acatan menos gozosamente, lo que están expresando es una verdad de Perogrullo. La fuerza de la ley no es, siempre, una caricia. Existen ciudadanos de talante insurreccional que se atreven a desafiar las leyes y las instituciones y corren los riesgos consecuentes sin escudarse con el pretexto del "imperativo legal". Puede opinarse de ellos que son rebeldes, clandestinos y montaraces. Pero no se les puede llamar cobardes. 

El "imperativo legal" debe ser lo que llevó a los exponentes de Bildu a la idea de colocar las banderas reglamentarias -incluida y centrada la española- en la diputación de Guipúzcoa, pero en pequeño formato. Estos valerosos Bildautarras no comprenden que la grandeza de las banderas no está en su tamaño físico sino en la dimensión que representan. Tampoco son conscientes que para hacer más pequeña la bandera española han tenido que empequeñecer a la ikurriña que la acompaña. Dicen que esta exposición se ha hecho además de por "imperativo legal" bajo "severa amenaza". No parece que esta "severa amenaza" sea de un nivel similar a las que solía hacer ETA. No les molestó, por el contrario, adornar un día nefasto el balcón del Ayuntamiento donostiarra con una colgadura del fracaso -es decir de la bandera española de la II República-. Basta ver que esa tricolor entintada les gusta, sin "imperativo legal", a los enemigos de España para comprender su triste significado y su penoso recuerdo.

Lo que no parecen comprender es que son muchísimos más los ciudadanos que soportan "por imperativo legal" a unas corporaciones y a unos corporativos que actúan como rémoras contra el progreso y la convivencia de una gran nación europea. Algunos "por imperativo legal" gozan de un respeto que no merecen, sin agradecer al citado "imperativo" su derecho de expresión y el hueco que disfrutan, dentro del pluralismo ideológico de la democracia constitucional, los políticos mal educados.
 
 

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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