Monólogos a seis

¿Guión? ¿Qué guión? ¿Conversación? ¿Qué conversación? ¿Debate? ¿Qué debate? Los seis candidatos de las formaciones que lograron representación en las últimas elecciones europeas lograron forjar anoche un programa televisivo absolutamente insoportable. Cada cual llevaba sus mensajes y, sin la menor concesión siquiera a la cortesía, simplemente no respondían a lo que los otros proponían: oídos sordos. Y asistimos al duelo Ramón Jáuregui-Esteban González Pons y, luego, al de los nacionalistas catalanes -dos sobre un total de seis, ¿qué les parece?-versus los representantes del PP y de UPyD, el siempre peculiar y profesoral Sosa Wagner.

Resultado: una pesadilla para el pobre telespectador que se aventuró al...¿debate? No: fue una serie de seis monólogos sucesivos, en los que cada cual elegía al adversario que más pudiese convenirle dentro de cinco días en las urnas. Jáuregui brilló con luz propia frente a un excesivamente encorsetado González Pons, aunque este tiene indudables tablas. Sosa Wagner estuvo en lo que le toca, profesor, distante y distinto -incluso estéticamente-; Willy Meyer, lo de siempre: digno, dogmático, imposible; Tremosa, más independentista aún que el 'esquerra' Terricabras, perdido en sus laberintos particularistas. Pocos mensajes válidos para el sufrido elector, que comprendemos que ande hecho un lío de cara a lo que debe o no hacer el próximo domingo.

Hay que decirlo una vez más: ¿es así, con esta falta de planteamientos sinceros, como piensan llevar a los ciudadanos a las urnas? ¿Así vamos a influir en Europa, mejorarla?  Uuufff... Concluyamos que nuestros representantes, en el capítulo europeo, tienen muy poco que decir.


- Crónica: Seis candidatos demasiado amables para un debate interminable