Y el lunes volveremos a hablar de Cataluña

Se acabó lo que se daba. La campaña para las elecciones europeas da afortunadamente sus últimos estertores sin que haya logrado lo esencial, que no debería ser otra cosa que concienciar al personal para que acuda a las urnas y no se quede en casa celebrando la victoria del Real Madrid o del Atletico o ponga rumbo a la playa. Lo cierto es que ésta ha sido una campaña algo rara, anodina y escasamente atrayente. Entre el lamentable asesinato de la presidenta de la Diputación de León, la metedura de pata de Miguel Arias Cañete en su aburrido debate televisivo con Elena Valenciano, y la exótica propuesta de Felipe González de un pacto de Gobierno entre el PP y el PSOE, apenas si se ha hablado de Europa y del papel que deberá jugar España dentro de la UE en los próximos años para salir definitivamente de la crisis. Tampoco parece que eso le interese demasiado al personal que anda más ocupado con buscarse las habichuelas diarias, sacar adelante a su familia y tratar de sobrevivir en estos complicados momentos, que en fijarse si será la derecha, la izquierda, el centro, los verdes, los mediopensionistas o los de la moto quienes manden en Estrasburgo y Bruselas el próximo lustro. Todo el mundo sabe que, gane quien gane en los comicios españoles, nos va a dar igual. Al final va a seguir mandando la de siempre, doña Ángela Merkel, que es la que parte el bacalao en Europa y decide si el Banco Central Europeo dedicará más dinero a los socios mediterráneos y a los nuevos países incorporados a la Unión Eurpea o prefiere seguir apostando por la seguridad y la solvencia de las frías economías nórdicas.

Y si eso ha ocurrido en el resto de España, aquí, en Andalucía, una de las regiones europeas más necesitadas de apoyo para relanzar su maltrecha economía y una de las que más interesada tendría que estar en estos comicios, estas elecciones han pasado desapercibidas, sin pena ni gloria, como si lo de Europa no fuese con nosotros. De hecho, hemos estado mucho más pendientes de lo que ocurría en el Juzgado de Instrucción numero 6 de Sevilla por donde siguen desfilando una larga serie de mudos imputados por el fraude de los EREs y donde se ha tenido que habilitar una nueva sala para acumular los documentos que continúa incautando la Guardia Civil en sus pesquisas. Yo estoy seguro que si la magistrada Mercedes Alaya abandonase algún día la carerra judicial y se presentase a algunas elecciones por algún partido político, barrería. Porque por más que ella asegure que la instrucción de la macro causa está a punto de finalizar, me da a mí que esto de los EREs tiene aún un largo recorrido por delante. Y si no es lo de los EREs, será lo de la Faffe y los cursos de formación, porque no hay alfombra que se levante en la Junta donde no salga a la luz algún escándalo de corrupción. Es lo que tiene el haber estado tanto tiempo gozando de un Gobierno sin controles. Ya dijo alguien que "el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente". Y que nadie se engañe, en Andalucía, durante los últimos 34 años hemos sufrido una especie de absolutismo del tipo de Fernado VII, "El deseado", maquillado. eso sí por la pátina democrática de las urnas. Un absolutismo que tanto critican los dos actuales socios de Gobierno pero que siguen ejecutando pese a que las urnas les negaron la victoria. 

A todo esto Susana Díaz, la gran Susana, "La deseada", continúa con su hoja de ruta inalterable. Apoyando mitineramente a su alter ego europea, Elena Valenciano, pero, a la vez, procurando hacer su propia campaña. Su jefe, Alfredo Pérez Rubalcaba no se fía un pelo de la subordinada trianera y trata de evitar actos conjuntos que lo pongan en evidencia. Porque sabe fehacientemente que será una de las que, llegado el momento de los idus de marzo o de octubre, se convertirá en Marco Junio Bruto para asestarle la puñalada definitiva que ponga fin a su vida política. Si todo esto sucede en el ala izquierda, en la derecha el nuevo líder del PP-A, Juanma Moreno, sigue tratando de ganarse al personal recorriendose todas las provincias andaluzas para darse a conocer. Todavía le queda un largo camino por andar, sobre todo en lugares como Sevilla donde se sigue viendo con recelo el desembarco en la sede de la calle San Fernando del clan malagueño que ha heredado el control del partido. Esta campaña le ha venido bien para su primer objetivo, que le conozcan. Queda por saber si tendrá el suficiente tiempo como para que la mayoría de los andaluces dejen de preguntarse "¿quién es Juanma Moreno?" antes de que Susana Díaz opte por convocar elecciones adelantadas. Los resultados del domingo aportarán una de las claves para la decisión de Susana. Habrá que estar atentos.

Eso sí. De algo estoy absolutamente seguro. A partir de lunes volveremos a hablar de Cataluña, de Arturo Mas y su apuesta separatista. Con lo a gusto que habíamos estado todo este mes...