Lo que le faltaba. Quiere entevistarse con el
Papa
Francisco para explicarle al Sumo Potífice que la tasa de paro juvenil en
Andalucía, por encima del sesenta por ciento, no es culpa suya sino de las
políticas de Rajoy y del PP. Acabáramos, no sólo se está convirtiendo en la
lideresa "in pectore" del socialismo hispano, en la salvapatrias de
la izquierda y en la estrella mas fulgurante del panorama político español sino
que, al acelerado rítmo al que va, lleva camino de que la hagan beata o la
suban a los altares, que es donde siempre ha querido estar para que sus
súbditos la adoren. Si dependiera de alguno de sus compañeros de partido seguro
que ya estaba en capilla. Lo habrán imaginado, me refiero, cómo no, a la
presidenta de la Junta de Andalucía y secretaria general del PSOE andaluz, la
gran
Susana Díaz Pacheco sobre la que giran en los últimos días todas
las declaraciones políticas y los mas sesudos análisis de los comentaristas y
tertuliano. Se está gestando en Andalucía una lideresa internacional que va a
dejar en pañales aquel encuentro intergaláctico de
Zapatero con
Obama,
que decía su compañera
Leire Pajín.
Por si no lo han leído, les comento la noticia que pueden encontrar en esta
misma página de Andalucía Crítica. Y es que, después de que el Papa aludiera
publicamente a la dramática tasa de paro juvenil que ostenta nuestra comunidad,
por encima de cualquier otra región europea. Susana ha cogido el toro por los
cuernos y le ha enviado al
Papa Francisco una carta en la que tras
mostrar su "preocupación" y su "compromiso" en la lucha
contra el paro (?), la presidenta de la Junta, ofrece al Pontífice la
posibilidad de "hablar personalmente" sobre todas estas cuestiones, y
recalca finalmente "el deseo de sumar fuerzas y toda la capacidad a
nuestro alcance para dar a muchos miles de jóvenes un aliento de esperanza en
un presente y un futuro que entre todos debemos estar construyendo ya hoy"
(sic). Vamos, que Susana le pide una audiencia al Papa en el Vaticano, con
peineta y mantilla negra incluída, para buscar soluciones conjuntas a los
problemas que ella solita y sus socios de Izquierda Unida no saben ni siquiera
como atajar, mientras se despilfarra a manos llenas el dinero en pagar EREs
fraudulentos y falsos cursos de formación. Y es que, pese a que su partido se
autoproclame ateo, ella es mucho de la Esperanza de Triana y eso es una baza
importante a la hora de estrechar lazos con la Iglesia. Ya verán como el año
que viene es ella la que nos da la bendición "urbi et orbi" desde el
Palacio de San Telmo o desde la calle Ferraz.
De momento lo que le preocupa a Susana es lo de "un militante, un
voto" que ha propuesto
Eduardo Madina y que parece que tiene el
visto bueno de la Ejecutiva socialista para la elección del sustituto/a de
Alfredo
Pérez Rubalcaba en el congreso extraordinario de julio. Y es que la
presidenta trianera está más acostumbrada a dominar el aparato (no sean mal
pensados) y hacer con él lo que le viene an gana para conseguir sus objetivos.
Lo ha mamado desde que, hace veinte años, estaba en las Juventudes Socialistas.
Eso de que se puedan presentar decenas de candidatos a la Secretaría General y
que surja algún friki en las redes sociales que pueda hacerle sombra y
arrastrar apoyos de afiliados, no va con sus habituales formas de entender la
política. Pese a la pretendida aura de renovación que ella dice encarnar, lo
cierto es que es una ortodoxa pura y dura de las habituales fórmulas
congresuales que el PSOE ha venido repitiendo desde que
Felipe González se
hizo cargo del partido en aquel lejano congres de Suresnes. Lo suyo es
controlar los máximos apoyos posibles desde la fuerza que le dan los votos
andaluces de la tercera parte de los delegados y llegar al congreso con la
seguridad de ser elegida sin contestación alguna y a ser posible, a la búlgara,
con el respaldo de noventa por ciento de los compañeros.
De todas formas, ¿saben lo que les digo? Que esto no ha hecho mas que empezar y
ya estoy hasta la mismísima coronilla de que todos los medios de comunicación
nos machaquen diariamente con la pamplina de las primarias y el susanismo
imperante. Dado el descalabro que los socialistas han sufrido en las últimas
elecciones europeas, la gran mayoría de los españoles deberíamos de ignorar
todo este embrollo interno y el guirigay en que se mueven los
"barones" del PSOE. La dimisión de Rubalcaba se trata exclusivamente
de un problema interno del PSOE y deberían ser ellos los que se preocuparan de
resolverlo si quieren seguir siendo el segundo partido de España. El resto
bastante tenemos con sobrevivir y sortear esta crisis que, por más que nos
venda Rajoy y Montoro, sigue amargándonos la existencia.
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