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Sofistas y demagogos

Sofistas y demagogos

martes 09 de septiembre de 2014, 07:37h
Vaya la que se está liando con el supuesto adelanto electoral en Andalucía. Bastó con que la inefable Susana dejara caer en una entrevista su amenaza contra sus socios de Gobierno, ya saben aquello de que si IULV-CA no apoya los presupuestos de la Junta para 2015 "tendrán que ser los andaluces los que decidan", para que todos hayan entrado al trapo de las elecciones anticipadas, algo que, de momento, nadie quiere ni siquiera el gran grurú del PSOE, Felipe González, y menos que nadie la propia presidenta de la Junta que sabe que no atraviesa por su mejor momento Si quieren que les dé mi opinión les dejaré claro que esta amenaza, como decía en mi anterior artículo, es solo un rentoy de Susana Díaz para acojonar al personal, sobre todo a sus camaradas comunistas que se están tentando la ropa con la espectacular subida de Podemos en las encuestas y su proporcional caída. Tanto es así que ya están otra vez con la matraca anquilosada y obsoleta del frentepopulismo recordando épocas gerracivilistas que todos deberíamos olvidar. A Susana lo que le gustaría, y así lo ha confesado, es gobernar en solitario y dejar de una vez en la cuneta ese purulento grano que le endosó su padrino Pepe Griñán cuando perdió las anteriores elecciones andaluzas del 2012. Pero, claro, tal y como están las cosas, de celebrarse elecciones anticipadas este otoño, el resultado sería que nadie, ni PSOE ni PP, obtendría mayoría absoluta y se verían obligados a apoyarse en la tercera fuerza política, que sería el Podemos de Pablo Iglesias. ¿Se imaginan ustedes a Susana tragándose los sapos de las expropiaciones y las nacionalizaciones y cantando a coro en el Consejo de Gobierno de San Telmo el "Chaves nuestro que estás en el cielo" como un Maduro cualquiera?

De momento, Izquierda Unida solo pone una condición al PSOE para apoyar los presupuestos. Y es la creación de una Banca Pública Andaluza. Y es que, claro, después del desastre de las Cajas, los muchachos de Maíllo y Valderas quieren un nuevo Banco público que les pague sus gastos con el dinero de todos los ciudadanos. No tienen bastante con los que ya se han llevado con los EREs fraudulentos y los cursos de formación falsos. Quieren que la cosa se institucionalice y poder colocar a sus huestes en los Consejos de Administración como ya estaban en los tiempos de Chavez, perdón, quise decir Chaves, en La General de Granada, El Monte o Unicaja. Aquí todo es cíclico. No basta con que las Cajas, sus Cajas, hayan hundiddo la economía española sino que hay que volver las andadas para que los ciudadanos sigan financiando a los partidos. Pues estamos apañados. Para ese viaje nos hacían falta alforjas-

Hay un dicho que afirma que los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla. Y aquí estamos repitiendo la historia cada cierto tiempo como si hubiesemos entrado en una amnesia perenne. Estoy leyendo en estos momentos la saga de César de la escritora australiana, Colleen McCullough. La componen siete libros que van desde Escipión a César pasando por Mario, Sila y los diversos cónsules que gobernaron el Imperio Romano. En el tercer tomo, titulado Favoritos de la Fortuna, se cuenta la guerra civil que enfrentó a Mario Y Sila, provocada por una serie de tribunos del pueblo que pretendían acabar con el omnímodo poder del Senado. Leyendo la historia te das cuenta que siempre, desde entonces hasta ahora, ha habido demagogos que han provocado verdaderas tragedias. Si entonces los tribunos como Sempronio levantaron en armas al pueblo romano prometiéndoles trigo gratis en época de hambruna, ahora son los Pablos Iglesias de Podemos los que prometen sueldos y viviendas para todos. Uno puede entender que el pueblo romano del año 200 antes de Cristo, analfabeto, pobre, dividido en castas que iban desde los esclavos a los patricios pasando por los équites se tragaran los cuentos demagogos de los tribunos del pueblo. Lo que no comprendo es como en pleno siglo XXi, con casi todo el mundo con teléfono móvil, ordenador e internet, se sigan produciendo estas comeduras de coco.

Todo ello me lleva a la conclusión de que la sociedad actual, pese a los adelantos, se sigue moviendo por impùlsos primarios similares a los que movían las emigraciones del hombre de Cromagnon guiados por el gran mago de la tribu. Pese al aluvión de medios de comunicación que nos bombardea diariamente desde la prensa, la radio, la tele o internet, pese a la catarata de opiniones diversas que nos llegan, al final, es la demagogia más simple la que se lleva el gato al agua. Lo hizo Zapatero hace unos años con los cuatrocientos euros y la guerra de Irak y lo hace Pablo Iglesias con sus promesas irrealizables. Así nos ha ido y así nos puede ir si, como me temo, se vuelve a dar el apoyo a esa nueva generación de salvadores del pueblo que nos amenaza con llegar al poder.  
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