Moratoria de desahucios

Hay demasiadas personas pendientes de una decisión del Gobierno sobre su futuro más inmediato en la casa en la que habitan. Lo peor que llevan es la incertidumbre por no saber si dentro de pocos días estarán en la calle o si el Ejecutivo, entre sus muchas ocupaciones trascendentales para la vida cotidiana de los españoles, decide prorrogar el Real Decreto-Ley 27 de 15 de noviembre de 2012 que permite temporalmente seguir viviendo en sus casas a numerosos afectados por órdenes de desahucio tras sufrir una ejecución hipotecaria en los juzgados y encontrarse en riesgo de exclusión social. Bueno, en sus casas ya no, en las viviendas que han pasado a propiedad de entidades bancarias tras la consiguiente subasta.

La angustia de estas miles de personas que no tienen trabajo desde hace años, que ya han agotado las prestaciones sociales, sin bienes y, además, algunas han sido víctimas de violencia de género, se ve acrecentada con el paso de las horas porque, en el caso más directo que conozco, el plazo vence en próximo 16 de noviembre. Estas semanas inciertas sobre donde pueden dormir esos padres e hijos significan un dolor añadido a la triste situación que malviven desde hace tiempo. Nos piden ayuda a quienes tenemos la oportunidad de dar a conocer a la sociedad que existen este tipo de situaciones en un país desarrollado, en plena Europa moderna y donde el dinero se ha derrochado en obras inútiles y, lo que es más repugnante, cada día se airean más casos de corrupción.  No voy a utilizar yo la falsa demagogia de algunos grupos que esgrimen este gravísimo problema para arremeter contra el sistema y contra las instituciones. Sin duda, es intolerable que haya cláusulas abusivas de algún banco y hay que hacer un esfuerzo para evitar los desahucios y, también, la picaresca. El pasado 25 de agosto, el ministro de Economía, Luis de Guindos, anunció que el Gobierno está estudiando la ampliación de la moratoria de desahucios. No espere a noviembre, Sr. De Guindos. Si lo piensa hacer, si se pueden salvar las dificultades y presiones que conlleva esta decisión, que está claro que sí, adóptenla ya. Bastante sufrimiento tienen estas personas como para añadirles la incertidumbre de donde dormirán con sus hijos en noviembre.