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¿De verdad que todo va mejor?

¿De verdad que todo va mejor?

jueves 18 de diciembre de 2014, 11:15h
Quiero rebobinar 365 días y recordar que el año pasado por estas mismas fechas, como quien dice ayer mismo, todos hablábamos de la crisis, la puñetera crisis, de la prima de riesgo disparada por encima de los seiscientos puntos, de los recortes en los sueldos, de la anulación de las pagas extras, de la mas que posible intervención europea, del paro escandaloso, de las bolsas (la de la compra y la de los inversores) en mínimos, del salchichón y los camarones como sustitutos del jamón y los langostinos en las cenas de Nochebuena y Nochevieja, en fin, de unas Navidades tristes como salidas del cuento de fantasmas de Dickens. Doce meses después, diga lo que diga Rajoy, las cosas no han cambiado demasiado para el bolsillo de los ciudadanos que son quienes, de verdad, han sufrido en sus bolsillos la política de ajustes del PP.

Es verdad, y eso no hay quien lo niegue, que la macroeconomía ha mejorado, que se espantó el temido fantasma de la intervención, que la Bolsa está en torno a los diez mil puntos y que la tan temida prima de riesgo ha vuelto a unos límites bastantes aceptables en torno a los 110 puntos básicos. Que España es ahora un ejemplo para muchas economías occidentales que comienzan a pagar los platos rotos de su falta de previsión y se fijan en las duras reformas llevadas a cabo por el PP para salir de la crisis. Todo eso está muy bien y pone al menos un punto de esperanza en que a medio plazo podremos respirar y hacer hasta regalos de Reyes a los niños. El Gobierno no para de vender la moto de que se está superando lo peor y que 2015, con un crecimiento superior al 2 por ciento, será el año en el que despegará nuestra economía. Ojalá y acierten porque como esto caiga en manos de Pedro "Zapatero" Sánchez o, peor aún, en las e Pablo Iglesias y sus pseudo intelectuales perroflautas podemos dar un enorme salto hacia atrás y acabar, como los venezolanos, haciendo colas ante Mercadona para comprar un rollo de papel higiénico.

Porque o yo soy muy torpe o es que esto de estar fuera del mercado de trabajo tiene mis sentidos obnubilados. El caso es que mis bolsillos siguen bastante más vacíos que hace un año aunque me he impuesto una espartana forma de vida reduciendo drásticamente los gastos habituales. Me da la impresión de que, como me pasa a mí, le ocurre a la mayoría de los españoles, que no acaban de verle la punta a los tan repetidamente anunciados brotes verdes de Rajoy. Y es que la macroeconomía y la microeconomía están tan separadas entre sí como el negro y el blanco o como o superlativo de lo infinitesimal. Al fin y al cabo lo dicen las propias palabras, macro (grande) es lo contrario de micro (pequeño). Digo yo, que soy bastante lego en la materia económica si no sería mucho mejor que se invirtieran los términos y que la recuperación fuese primero de la microeconomía para fomentar el trabajo y el consumo y conseguir así que mejore también la macroeconomía.

El caso es que estas Navidades tampoco van a ser las del derroche de jamón y langostinos. Nos tendremos que conformar con unos canapés, unas gambas congeladas, un caldito, una carne trufada y,eso sí, los mazapanes y almendrados de mi querida madre y mi piña con licor y turrón de la noche de San Silvestre, especialidad de la casa. Y a esperar mejores tiempos para la lírica que no está la cosa como para tirar los muebles por la ventana. Eso sí, como me sale gratis, les deseo a todos mis lectores que se cumplan sus mejores ilusiones y que se lo pasen de cine en estas fechas porque hay que vivir al día y disfrutar lo máximo posible mientras se pueda, que nadie sabe qué sorpresas nos puede deparar el 2015. ¡¡¡Que sean felices!!!       
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