Floriano y Casado

Tal vez sea exagerado suponer que la designación de Floriano y Casado como responsables de la campaña electoral del PP rebaje las posibilidades de éste: ni las mentes más despejadas, ni el gabinete de imagen más potente, ni el más brillante gurú de la propaganda, juntos, serían capaces de mejorar lo que, dentro de sus parvas capacidades, puedan hacer uno y otro no ya para adecentar las expectativas electorales que adelantan las encuestas (menos la del propio PP), sino para detener la hemorragia de votos que el Partido Popular sufre por haberse pegado varios tiros en el pie, por no hablar de los que ha pegado en los pies del resto de la gente.

Hay cosas que, si bien nunca podrán levantar Floriano y Casado, tampoco podrían hundirlas más de lo que están. Un niño diría que el PP ha sido muy malo. Un adulto, lo mismo pero con otras palabras, la mayoría irreproducibles en un texto educado. Históricamente, era el PSOE el que, llegado al poder, parecía odiar a su electorado, que le demandaba, pues era de izquierda (el electorado, no el PSOE), políticas de izquierda, en tanto que al electorado del PP le bastaba, o eso parecía, con que no gobernaran "los rojos", con lo que el partido de Génova no tenía que despeinarse ni ideológica ni programáticamente mucho. Sin embargo, he aquí que ese electorado, incluso el más incondicional, se ha sentido también odiado, y mayormente porque a buena parte de él le han tentado, y de qué manera, el bolsillo.

Cualquiera puede ver, por mucho que Floriano y Casado se pongan delante con su fabla antigua y sus apelaciones al miedo, cómo ha quedado España, y los españoles, en sólo tres años de gobierno del Partido Popular, que más que un partido ha llegado a parecer una peña de imputados por corrupción: expresidentes de comunidad autónoma, de Diputación, tesoreros, alcaldes, concejales, consejeros y diputados regionales... Eso de que los corruptos de uno son, después de todo, amiguetes, ya no funciona desde que hasta el más obtuso ha visto que lo que se llevaron se corresponde exactamente con lo que también a él le han quitado, de modo que, por ejemplo, para el PP peligra ya hasta Valencia.

Floriano y Casado. Casado y Floriano. ¿Alguien podría hacerlo mejor que ellos?