El fraude del voto prestado

Bueno, pues entramos en la última semana de campaña sin que se haya aclarado algo el lío en el que nos vamos a meter, o mejor dicho en el que nos va a meter Susana Díaz, con su adelanto electoral "para acabar con la inestabilidad" de su anterior Gobierno. Andalucía se ha convertido sin comerlo ni beberlo en el laboratorio experimental de la nueva etapa política que se abre en España con el final del bipartidismo y ello nos puede salir bastante caro. Todas las últimas encuestas publicadas el último domingo de campaña le dan la mayoría al PSOE, pero una mayoría que tendrá que aferrarse a alguien si la gran Susana quiere seguir ocupando su despacho en San Telmo. Si hasta hace unos días era Podemos la fuerza que contaba con más papeletas para llegar a acuerdos de gobierno con Supersusana, su actual estancamiento y el progresivo avance de Ciudadanos comienza a pasarle factura a Pablo Iglesias y a su candidata Teresa Rodríguez y es ahora el partido de Albert Rivera y del concejal sanluqueño Juan Marín quien parece que podría estar en condiciones de ser esa "bisagra" que va a necesitar cualquiera de los partidos mayoritarias, fundamentalmente el socialista, para volver a gobernar.

Lo más curioso de esta situación es que si el progresivo auge de Podemos se ha debido a un trasvase de votos del PSOE e Izquierda Unida, el de Ciudadanos, en toda España y ahora mismo en Andalucía, se ha debido fundamentalmente al "voto del desencanto" de muchos electores del PP. Es decir que Rivera tiene una especie de apoyo prestado por los votantes afines al PP que, desencantados con ciertas políticas de Rajoy y su castigo económico a la clase media, han provocado un cambio de opción hacia esa fuerza surgida de la nada y que, por extraño que parezca, se ha colocado como la cuarta opción de voto en Andalucía. Rivera, como Iglesias, ha pescado en río revuelto y eso, según el refrán, ya se sabe que es ganancia para los pescadores. Si eso es así, que según todos los analistas lo es, el posible pacto de Ciudadanos con el PSOE. (algo bastante asumible por Ciudadanos ya que su candidato Marín ya lleva varios años apoyando a los socialistas en el ayuntamiento de su pueblo) podría ser considerado por muchos de sus nuevos votantes como un fraude electoral, un engaño, una "alta traición" y las expectativas de Rivera de tocar poder en las elecciones generales se podrían esfumar como humo por haber quemado sus naves en la pírrica batalla de Andalucía antes de llegar a la guerra más importante, la del Gobierno de España, en los comicios de finales del presente año.

Es mas que evidente que Susana prefiere llegar a acuerdos con Ciudadanos antes de con Podemos, pero también lo es que muchos de los electores procedentes del PP que le presten su apoyo al partido de Albert Rivera en Andalucía no verían con buenos ojos ese tipo de pactos con el PSOE ni tan siquiera si Susana cumpliera con las condiciones de expulsar a Chaves y Griñán como acaba de pedirle el líder de CDs. Conozco a muchos resabiados con el PP que tenían la intención de votar a Ciudadanos en las elecciones andaluzas pero que estos últimos días están reconsiderando su voto y la posibilidad de dar marcha atrás ante las expectativas planteadas.

Ocurra lo que ocurra, lo cierto es que en la noche del próximo domingo va a haber más de uno y de una que estén al borde del infarto. La amarga victoria de Javier Arenas de hace tres años va a parecer las Navas de Tolosa comparada con el pírrico triunfo de Susana Díaz el 22 de marzo. Porque pacte con quien pacte, incluso si no llega a pactar con nadie y busca acuerdos puntuales de gobernabilidad, la inestabilidad del próximo Gobierno de la Junta de Andalucía va a parecer la de un plato de mercurio. Tanto, que cabría hasta la posibilidad de que, si pasa un tiempo y Susana no llega a acuerdos de gobierno, convocara nuevas elecciones para finales de junio. Sería ridículo pero tal y como está el panorama qué más da otra cita con las urnas en este año en el que no damos a basto en convocar elecciones un mes sí y otro también.