lunes 16 de marzo de 2015, 18:28h
No todos los sondeos, ni las encuestas, ni las estadísticas, son preelectorales, pero las que no lo son tienen últimamente una querencia extraña por el 40%: hay una que asegura que en torno al 40% de los españoles en paro cree que va a encontrar trabajo en los próximos seis meses, y otra que el 40% de las parejas nacionales se va a la cama, uno o los dos, con el teléfono móvil o con la tablet, intentando hasta lo último, supongo, acabar el día no comunicándose con nadie, y menos con quien se supone que comparte, si no la vida, el colchón. Sea como fuere, diríase que el 40% de los españoles no vive su mejor momento.
El 40% de los que creen que van a encontrar trabajo en los próximos seis meses no es que lo crean, sino que lo necesitan, y pues se nos enseñó que la fe mueve montañas, parece que creyéndolo se posibilita bastante. El otro 60% de los parados, más realista, carece de fe, y más cuando las encuestas, la suya y las electorales, se machihembran fatalmente: ninguno de los partidos, o lo que sean, presenta un plan serio, riguroso, creíble, atrevido, radical, de urgencia, para la creación de empleo, de mucho empleo. Los empresarios, particularmente los que ganan mucho, han degustado las mieles de la explotación laboral, y teniendo a un esclavo que se deslome durante 10 o 12 horas ganando la mitad y produciendo como tres, ¿para qué contratar más? De otra parte, sólo vaguedades en los programas sobre reindustrialización, emprendimiento (?), I+D... nada que venga a alimentar la fe de ese 40%, ni del 20, ni del 10, con algo más que con mantras vacíos para la ocasión.
Lo del móvil como cuelgue total, absoluto, demenciado, tal vez contribuya a a explicar, sin embargo, cómo hemos podido llegar a los extremos de enajenación a que hemos llegado en todo. Por viejo, o por persona, expulsaría de mi cama a quien viniera con un trasto de esos a "guasapear" con fantasmas, con orates naufragados en otras camas. En ese 40% fatídico los hay, según la encuesta, que le dan a las teclas mientras hacen chiqui-chiqui. Nunca creí que un simple 40% pudiera dar tanto yu-yu.
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Últimos comentarios de los lectores (1)
35612 | Rosa Paredes - 16/03/2015 @ 23:39:42 (GMT+1)
Sr- Torres, permita que le exponga mi punto de vista tras leer su artículo. Habla, entre otras cosas, de esos parados que se van a dormir pensando que no tardando mucho podrán encontrar un puesto de trabajo que les permita volver a recuperar la dignidad perdida. Es cuestión de Fe, CREER LO QUE NO VIMOS. Pues si hay que creer para no caer en la desesperación más absoluta, pues se cree, aunque una se confiese atea, porque de no hacerlo, el desenlace podría ser fatal.
Ese Yuyu del que habla, lo tenemos en el transcurso del día a día por todo lo que colea alrededor de nuestras vidas. ¿Como no palpar el miedo ante el futuro que nos acecha? Claro que con las redes sociales, los últimos modelos de móvil, y toda la carnaza que dan al borrego para que siga comiendo el lobo en algunas cadenas de televisión, ya tenemos que estar contentos y entretenidos ¿o no?
Es todo un despropósito. Ahora y a través de la caja tonta, los podemos ver a todos ellos haciendo campaña electoral. Lucen la mejor de sus sonrisas y dan abrazos y besos a diestro y siniestro por toda la geografía española. Se trata de venderse de la mejor manera posible. ¡ Esos hombres y mujeres que nos prometen que van a arreglar la "desfeita" del mundo que nos rodea! ¿Ser o no ser? ¿Creer o no creer? Decía Descartes: Pienso, luego existo. Pues por mi parte digo: Prefiero no pensar para poder seguir existiendo.... Esta lúgubre noche, me siento filosófica.
¿Por qué será que observando a todos estos politiquillos me voy a las ferias de los pueblos a las que me llevaban mis progenitores? La niña que peinaba trenzas y degustaba un pirulí de manzana, miraba complacida alrededor. Pisando el polvo del camino, multitud de gentío y algarabía pululaban por todas partes. En las esquinas se apostaban los charlatanes de turno que a voz en grito intentaban vender su mercancía y se hacían, entre ellos, la más dura de las competencias.
Ahora y viendo en el día a día el panorama musical que nos rodea, no puedo dejar de acordarme de aquellos feriantes de mi juventud.
¡Se aprende a vivir con todo! Mientras tanto, va pasando la vida y por mi parte tengo un gran resentimiento social por todo lo que me rodea. Lo más triste del asunto, es que esos millones de parados se han ido a la cama pensando que "posiblemente y no tardando mucho" encontrarán ese ansiado trabajo. FE, es creer lo que no vimos. Así reza el catecismo de la vieja escuela.
Saludos
http://rosaparedes-rosa.blogspot.com
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