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El patio andaluz

El patio andaluz

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
martes 31 de marzo de 2015, 12:10h
            Esta primavera, si el tiempo no lo impide y con permiso de la autoridad competente, Susana Díaz, actual presidenta en funciones de la Junta, negociará su investidura como presidenta de Andalucía, desde su posición como lideresa del partido más votado en las pasadas elecciones regionales. Esto significa que el patio andaluz seguirá siendo relativamente socialista, como viene siendo en sucesivas décadas, con acompañamientos más o menos cómodos. Es un error, en esta ocasión, considerar que el relativo triunfo de Susana Díaz se debe exclusivamente a un electorado rutinario, a las tupidas redes clientelares o a sus amplias tragaderas para asumir la corrupción. El éxito relativo se debe a la rebaja de sus rivales, mayor que la sufrida por el partido de Susana Díaz que, también, ha perdido votos, pero menos que su principal competidor.
 
            Tampoco es acertado opinar que las rebajas en el sistema bipartidista se deben a una espectacular concurrencia de otros partidos minoritarios que obtuvieron modestos resultados. Un parlamento de 109 diputados, en el que 80 escaños pertenecen al dúo bipartidista y solo quedan 29  para repartirse entre tres minorías, sin capacidad de gobierno y mal avenidas, no representa el fin de un sistema bipartidista imperfecto sino, simplemente, que una de sus alas ha jugado peor que en otras ocasiones. Si tenemos en cuenta que, en las elecciones anteriores, el Partido Popular era el más votado por los andaluces y el socialismo tuvo que establecer una coalición con Izquierda Unida para mantenerse en el poder, es de pura lógica comprender que Susana Díaz debe su oportunidad continuista a las decepciones del electorado del Partido Popular que, en esta ocasión, entre desorientaciones y abstenciones, fueron mayores que las de su partido.
 
            La historieta de los minipartidos o neopartidos, que han entrado, en esta ocasión, en el patio andaluz no supone otra cosa que la sustitución de otros aliviaderos del voto descontento para extravagantes, enfadados o desilusionados, que ya hemos visto en anteriores ocasiones, incluso con bases más sólidas y perfiles más atractivos. Basta recordar a Izquierda Unida en sus mejores tiempos o al evaporado Partido Andalucista, con su localismo sentimental. Personajes como Anguita o Rojas Marcos competían antaño, con más atractivo que esta especie de delegados de franquicia con que se han presentado, esta vez, nuevos productos con fechas de caducidad previsibles. Con estas compañías o similares hay que contar siempre, como con la espuma en la cresta de las olas, a manera de cómplices ideológicos o como abstencionistas tácticos cuyos servicios se pagan de algún modo.
 
            Entre estas compañías merece especial atención la predisposición a bien relacionarse del novedoso Podemos con el viejo y consolidado socialismo andaluz, "con condiciones" o, simplemente, con "propuestas". Más "Pudimos" que "Podemos", esta presunta novedad no está dando la impresión de luchar ardorosamente contra el bipartidismo y la casta, como parecían predicar, sino de estar haciendo ojitos y disponible a favorecer investidura y pactos, tácitos o explícitos, apuntalando a una de las partes del denostado bipartidismo y la denostada casta. El empeño de Susana Díaz por mantenerse en el poder se une al ansia por figurar como piezas de complemento de la algarabía tripartidista de los versos libres a izquierda y derecha. Veremos que revoltijo preparan, antes o después de las elecciones municipales.
 
El dilema está donde está, entre socialistas y populares, y no querer verlo y digerirlo es una grave miopía. El problema que tienen los grandes partidos "rebajados" no es una cuestión de estrategia, ni una cuestión de imagen que se puedan corregir con retoques o complementos. Es un problema de fondo o, dicho con más claridad, un problema de identidad en relación con su propio electorado. No se puede ir a sucesivas competiciones con equipos desgastados, mezclados en asuntos confusos y con pronósticos de decadencia, esperando que se produzcan reacciones milagrosas o análisis comparativos por parte del electorado. Repetir irresponsablemente que el patio andaluz no es extrapolable a nivel nacional es un mal diagnóstico, porque sí es un serio condicionante y una amenaza. Con más extraños invitados en el patio de la gobernabilidad, si nada ni nadie se cambia y las grandes alternativas siguen con sus debilidades sin resolver, las fórmulas de gobierno pueden resultar inestables y precarias. Con ello no gana nadie y se dilapida el tesoro acumulado en España por la estabilidad de las instituciones.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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