La teoría del maestro Ciruela
jueves 09 de abril de 2015, 08:40h
Afirma un
conocido refrán español aquello de que "eres más tonto que el maestro
Ciruela, que no sabía leer y puso una escuela". Y en las declaraciones de
los aforados ante el Tribunal Supremo y el TSJA por el asunto de los EREs
fraudulentos de Andalucía, están surgiendo maestros ciruelas a porrillo. A falta
de que comparezcan ante el Supremo los principales preimputados, es decir, los
ex presidentes de la Junta, Manuel Chaves y José Antonio Griñán,
que lo hacen esta semana y los ex consejeros Gaspar Zarrías y Mar
Moreno, que acudirán la próxima, el que fuera consejero de Trabajo y
secretario general del PSOE de Sevilla, José Antonio Viera, dio un
ejemplo proverbial y palmario sobre como se manejaban (y se siguen manejando
aún pese a los demagógicos y etéreos discursos de Susana Díaz) el
reparto de los fondos públicos destinados a los parados y desviados por la
trama de corrupción institucionalizada de los Gobiernos de la Junta a varios
bolsillos privados. "Yo soy maestro sin formación jurídica -dijo Viera- y
confiaba en mis subordinados". Genial. Eso es echarle arte con una
media verónica digna de Morante. Es como decir que uno no hace la
declaración de Hacienda porque siempre le han suspendido en Matemáticas y
se le da fatal eso de sumar.
De verdad, si yo fuese el juez, lo enviaría inmediatamente a prisión por querer
tomarme el pelo. Como será la guasa de Viera, natural de la localidad sevillana
colindante con Huelva de Villamanrique de la Condesa, que en su declaración
ante el Supremo casi llegó a ignorar donde estaba la Sierra Norte de Sevilla,
comarca a la que su Consejería donó graciosamente varios millones a diversas
empresas ligadas con miembros socialistas. Y es que Viera, antiguo entrenador
de fútbol, aplicó la máxima balompédica de echar balones fuera, como decía un
colega suyo de Real Jaén "dadle patadas hacia arriba, que mientras el
balón está en el aire, no lo tiene el contrario", y así culpar al prenda
de Javier Guerrero de todo lo malo que ocurría en su departamento y que,
naturalmente, como buen maestro Ciruela, él ignoraba. Vamos, eso se lo cuenta a
la juez Mercedes Alaya y le cae un paquete de cuidado por intentar
burlarse de la Justicia..
Lo estoy viendo venir. Todos, los ex consejeros que comparecen ante el Tribunal
Superior de Justicia de Andalucía (Antonio Ávila, Carmen Martínez
Aguayo y Francisco Vallejo) y los altos cargos que tienen que acudir
ante el Tribunal Supremo (Chaves, Griñán, el citado Viera,
Zarrías y Mar Moreno) van a emplear la misma táctica defensiva del
avestruz. Aquella de "perdóneme, señoría, pero yo no sabía nada de lo que
ocurría en la Junta a esos niveles, yo estaba allí para presidir los Consejos
de Gobierno y salir en las fotos, para inaugurar escuelas y hospitales y para
ponerle las medallas a los hijos predilectos el 28 de febrero, pero quienes
manejaban los fondos y decidían qué se hacía con ellos eran algunos de mis
subordinados a los que apenas conocía". Aunque eso fuera verdad, que no lo
es como están demostrando las investigaciones de la Guardia Civil sobre la
financiación y la compra de votos, tendrían que haber dimitido todos hace mucho
tempo, desde Chaves hasta el último alto cargo designado a dedo, por su
absoluta incompetencia para gobernar a los andaluces.
En todo esto yo me pregunto ¿por qué ha sido cesado ipso facto el ex ministro Juan
Fernando López Aguilar al estar imputado por supuestos malos tratos y nadie
ha cesado a Chaves, Griñán y compañia quienes también están imputados por otros
motivos bien distintos?¿donde está la línea roja del cese y de la
imputación?¿es mucho peor amenazar o incluso pegar presuntamente a una mujer
que estafar también presuntamente, claro, cientos de millones a los parados?
Digo yo que o todos o ninguno. Sinceramente, no acabo de entenderlo aunque parece
que la mayoría de los andaluces, dado el resultado de las últimas elecciones,
sí que lo tienen claro. Aquí robar o estafar es algo natural entre la clase
política, llevamos tantísimo tiempo acostumbrados a ello... mas de treinta
años, que se dice pronto, y eso no tiene por qué castigarse. Ya lo han visto.
No la juez Alaya, no, sino la propia Intervención General de la Junta ha
elevado a más de tres mil millones de euros, ahí es nada, la cantidad pendiente
de justificar de los famosos cursos de formación entre los años 2005 al 2013 y
aunque la Consejería de Educación, Cultura y Deporte rebaja esa cantidad a 734
millones, aquí nadie se echa las manos a la cabeza y pide responsabilidades. Al
contrario, muchos pierden el culo por estrechar la mano de Susana, aunque esas
manos deberían de pasar por un buen lavado antes de asumir esa Presidencia
electa que los andaluces le han concedido graciosamente.