www.diariocritico.com
Eduardo Noriega y su amor por Lolita

Eduardo Noriega y su amor por Lolita

lunes 26 de noviembre de 2007, 20:25h
Es guapo a rabiar. Y a rabiar le pone que los periodistas hablemos de su belleza y obviemos su talento, si es que lo tiene. Tampoco le gusta que hablen de sus posaderas después de que media España tenga grabada en las retinas la parte del cuerpo donde la espalda pierde su casto nombre. Es Eduardo Noriega.
Antes de hoy, la última vez que lo había visto para entrevistarlo fue hace cuatro años. Desde entonces ha cambiado. Y mucho. Entonces ya le molestaba que le hicieran preguntas sobre su físico, pero era más amable. Ya. Pobre. Qué lástima me da. Tiene que ser muy duro ser tan bello. Pero pretender obviarlo es como que Aznar exija que nunca más le nombren la guerra de Irak. En fín, las estrellas que son así de caprichosas y hemos de amoldarnos a sus exigencias, incluida la de resetear nuestro cerebro. “Eduardo está hasta las narices de que le pregunten por su trasero”, confiesa su representante. “Ya, pienso yo, pues no haber hecho el anuncio”. Pero tomo nota. Ni trasero ni que guapo eres en la entrevista. 

Pero hablemos de su trabajo porque Eduardo Noriega, aunque algunos piensen que es modelo, es actor y estrena este viernes la película Canciones de amor en el Lolita´s club, basada en la novela del mismo nombre de Juan Marsé y que está dirigida por Vicente Aranda.

Noriega hace doble papel, que no papelón. Interpreta a unos hermanos gemelos. El poli malo y el hermano con una leve deficiencia mental. “El acierto de Aranda ha sido poder adaptar este género de novela a una película conservando, sobre todo, la esencia de los personajes”, subraya Noriega.

Dos hermanos diametralmente opuestos que llevaron al actor a un estudio exhaustivo de los personajes. Para el deficiente mental, Noriega confiesa haberse preparado honestamente: “me parecía difícil interpretar a un discapacitado, quería acercarme a él de la manera más sincera y honesta” Y lo hizo porque Noriega, me consta, es un actor que se prepara a conciencia sus papeles. Luego los puede o no bordar, pero se los prepara. “Básicamente investigué mi lado infantil”, añade.
En contra de lo que pueda parecer encontró más semejanzas con el discapacitado y él mismo porque “Raúl (el poli malo) tiene menos capacidad para amar que Valentín” (su hermano gemelo).

Siendo una película de Aranda es casi obligado que haya escenas de sexo, muy cuidadas, eso sí. El maestro Aranda es sensual más que sexual y aunque casi siempre insinúa más que enseña, cuando enseña, raras veces cae en lo chabacano. Y claro (¿ven como Noriega nos lo pone fácil?) después del cuerpo tonificado y de infarto del actor cántabro, era difícil negar una escena comprometida. Si además la chica de la película es una prostituta, pues, a huevo, que dirían los mexicanos.

No es, ni mucho menos, de las mejores películas de Aranda. Ni es, tampoco, de las mejores interpretaciones de Noriega, pero se ve bien. Y muchas espectadoras, muy a pesar de Noriega, irán a deleitarse de nuevo con su trasero. A ver si con ésas salvamos la maltrecha taquilla del cine español.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios