El nuevo zulo de ETA

Con pocas horas de diferencia, la policía autónoma vasca y la guardia descubrieron, en Guipúzcoa y Vizcaya, un viejo zulo y un zulo nuevo. Ciertamente, el primero que puede datar de, posiblemente, hace tres o cuatro años, no suscita apenas interés porque no se le atribuye riesgo alguno. Pero sí al segundo, en Amorebieta, Vizcaya, de reciente elaboración y con sesenta kilos de sustancias que posiblemente hace solamente unos pocos días que habrían sido depositadas por sus usuarios, y que viene a replantear las peores sospechas y presagios: que la banda esté determinada a regresar a la que llama  "lucha armada", o siniestras actuaciones de terrorismo a las que se ha venido ocupando desde hace cuarenta años, y cuyo ejercicio abandonó temporalmente en el mes de marzo para iniciar algunas conversaciones que debieran conducir al abandono definitivo de todo ejercicio de la violencia y de su propia condición de terroristas en activo.

   Al hallazgo del zulo vizcaíno eso se añade el recrudecimiento que, en los últimos días, se ha registrado en la violencia callejera, que también ha regresado con todas sus fuerzas y son el mayor descaro, a plena luz del día y con la intervención, en ocasiones, de varias decenas de participantes en puntos tan llamativos como el centro de San Sebastián. Hay todavía un tercer factor que refuerza los peores temores y las sospechas más siniestras: las insistentes declaraciones de los dirigentes batasunos, que coinciden en advertir sobre la mala situación en la que se encuentra el proceso de diálogo y de paz  por causa, dicen, de los insuficientes esfuerzos que el gobierno español estaría haciendo.

   Todo lo cual nos retrocede a la situación de hace algunos meses, cuando se planteó la necesidad de comprobar y verificar si la banda ETA tiene o no tiene real voluntad de renunciar a sus procedimientos de toda la vida, y si, realmente, estaría decidida a reincorporarse a la defensa de sus planteamientos políticos por la vía de las instituciones normales de cualquier opción política: las elecciones municipales, autonómicas o legislativas, y la participación en los gobiernos locales, en el parlamento vasco o en las Cortes españolas, según los casos. Batasuna insiste en su decisión de estar presente con sus candidatos en las primeras de estas elecciones, las municipales de junio, pero no ha mostrado aún el menor interés en acatar las correspondientes normas o reglas del juego.