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La maldición de twitter

martes 16 de junio de 2015, 15:17h

Twitter le ha estallado a la alcaldesa de Madrid , Manuela Carmena, como una maldición, sin apenas darle tiempo a tomar posesión de su cargo. Le ha estallado, como suele ocurrir con estas cosas, de repente, y sin avisar con el agravante de que ella seguramente no tenía ni idea de nada, porque no conoce a su equipo que, según dicen, ha sido elaborado por otros.

Me comentaba Tania Sánchez, indignada por como los periodistas estamos tratando esta noticia, que los Tuits ofensivos del concejal de cultura más breve de la historia de la democracia, Guillermo Zapata "han tenido que cerrar el cementerio de las niñas de Alcàsser para que no vaya Irene Villa a por repuestos" se han sacado de contexto y cuando algo se saca de contexto, no se salva a nadie.

Dice la ex dirigente de IU, que" Guille" es una bellísima persona que no es antisemita, aunque haya escrito "¿cono meteríais a cinco millones de judíos en un 600?. En el cenicero", ni tampoco es un machista aunque haya llamado putas a las mujeres, ni le gusta ofender gratuitamente a nadie como ha hecho con los padres de Marta del Castillo, que todo se encuadra en el humor negro y en el ejercicio de su profesión como guionista, pero que sus reflexiones en Twiter no reflejan su forma de ser.

Yo no le conozco, pero sí se lo que decían los integrantes de Ahora Madrid, y todos los grupos satélites de Podemos sobre la casta y los viejos partidos PP y PSOE y su manera de amarrarse, como fuera, a los cargos. La reacción del señor Zapata no es diferente a la de todos a quienes criticaban y ahí es donde esta el quid de la cuestión. Ha dicho que lo deja, pero lo suyo es una marcha a medias porque aunque deja su cargo como responsable del área de Cultura y Deportes, se amarra a su acta de concejal y, según dice, confía en poder ejercer las responsabilidades de presidente del distrito de Fuencarral-El Pardo.

De poco ha valido que la oposición en bloque exija su destitución total o que el el tema haya empañado los primeros días de gobierno de esta nueva izquierda representada por la señora Carmena. El cargo es el cargo y lo que resulta, casi, de humor negro es que este señor y muchos de sus defensores utilicen los mismos argumentos que los políticos que hasta ayer eran una antigualla: que hay una campaña mediática orquestada contra ellos para evitar el cambio. O sea, más de lo mismo que en vez de asumir responsabilidades es mejor acudir al enemigo exterior, para que todo quede igual que antes pero con otras caras. ¡Qué decepción!

Esto de que te persigan los Tuits polémicos del pasado tampoco es nuevo. A las "antiguallas" del PP y del PSOE le perseguían fotos de su juventud o frases pronunciadas cuando aún no se dedicaban a la política ni pensaban siquiera dedicarse a ella. Las hemerotecas y los tuits están ahí y lo decepcionante es que con cambio político o sin él, todos caen en los mismos errores.

Comentaba ayer Antonio Gala en su tronera que "estamos hasta las narices de irrespetuosos cuyas descalificaciones los descalifican" y añadía que "si empezamos así una renovación, mejor sería cambiar de representantes y a la mayor rapidez para que no se sienten precedentes". Suscribo estas palabras de Gala y añado que el hecho de que estas opiniones personales de este concejal y de otros como las de Pablo Soto -designado responsable del área de participación ciudadana y Trasparencia-. "No puedo asegurar que por torturar y quemar a Gallardon se vaya a acabar toda esta historia pero por probar no perdemos nada" o de Jorge Castaño, que ha asumido la responsabilidad de dirigir el distrito centro, "Compañeros creo que llegó el día de empalar a Toni Cantó", sean ahora motivo de escándalo aunque las escribieran hace años, no es nada nuevo bajo el sol. Lo nuevo es que los autores del cambio repitan esquemas del pleistoceno anterior. Eso sí que es alucinante.

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