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Rajoy, muy satisfecho de sí mismo, insiste en los logros económicos
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(Foto: EFE)

Rajoy, muy satisfecho de sí mismo, insiste en los logros económicos

> No propuso ni una medida concreta: " El cambio ya lo estamos haciendo nosotros" > Rajoy mete el miedo en el cuerpo: "Que nadie se llame a engaño con lo que pueda pasar" si el PP no gana las elecciones

sábado 11 de julio de 2015, 13:26h
“Yo también fui un día vicesecretario”. Mariano Rajoy se dispuso a arengar a sus huestes en la clausura de la Conferencia Política del PP anunciando que “desde mañana” empieza la redacción del programa electoral para una cita de las urnas “casi más trascendental que la de 2011”. En 2015 “está en juego que la tarea de estos cuatro años continúe y dé más frutos, o se pierda todo lo conquistado. O el avance o el retroceso”. O el PP o un abismo como el de Grecia, muy presente en todo su discurso.


Tras el mensaje apocalíptico, le llegó el turno a los culpables: “Son nuestros contrincantes los que vienen con la piqueta en la mano para derogar todas y cada una de las reformas que hemos hecho y han propiciado la recuperación de España. Y si pueden lo harán, pero no les vamos a dejar”.

Rajoy dio por advertidos a los españoles y en especial a sus ex votantes: “Que nadie se llame a engaño con lo que pueda pasar. O el PP logra una mayoría suficiente o culquiera de los demás buscará alianzas para impedirnos gobernar.Poco importa cuál de ellos alcance ventaja electoral, al final se sentaran juntos”.

“Cuando nos hicimos cargo de España estábamos a punto de quebrar y 4.000 personas perdían cada día su empleo”. Ahora han cambiado las cosa y Rajoy puede presumir de indicadores económicos –la crisis griega se lo ha puesto en bandeja- “y no ha sido por casualidad”, reivindicó con vehemencia ante las voces que apelan a la suerte y el viento a favor internacional como los bajos precios del petróleo para explicar la aparentemente milagrosas recuperación de la economía española.

El líder del PP se alargó como de costumbre en el repaso a sus méritos de estos cuatro años, sin olvidarse de los ciudadanos como cuando se preguntó “qué hubiera sido de muchas familias sin la pensión de los abuelos” y lanzó elogios a las organizaciones de beneficencia y el voluntariado. Un amplio prólogo para llegara su objetivo: recordar que en España no hubo rescate. Y que fue decisión suya.

Todo para volver al principio de su discurso, “que falta mucho por hacer y nuestra estructura económica aún no está a salvo de turbulencias” y reiterar que lo que está en juego es “avanzar o retroceder y no hay que irse muy lejos –en referencia a Grecia- para comprobar lo fácil que es arruinar una recuperación”.

A principios de año, señaló, Grecia crecía y estaba a punto de volver a los mercados –“era 14 de enero y yo estaba en Atenas”-. “Seis meses después están pidiendo un tercer rescate y los ciudadanos intentado conseguir unos euros en los cajeros para pasar el día”.

“¿Ese es el cambio que van a amparar los socialistas?”, preguntó Rajoy al PSOE que se alía con “la extrema izquierda”.

“Yo no sé lo que es el voto del miedo”, afirmó Rajoy con ironía: “Pero lo que sí da miedo es lo que está ocurriendo en algún país de la UE”.

Rajoy se extendió en su discurso, en el empeño de dibujar la España del PP. Apenas se refirió a la corrupción pero sí a la violencia de género, a la política europea y hasta a la de defensa y la modernización del Ejército. “Nosotros no tenemos que envolvernos en la bandera de España porque entre nosotros el amor a nuestro país se presupone”. Aseguró el líder popular: " el cambio ya lo estamos haciendo nosotros".

Rajoy concluyó en clave interna prometiendo a los suyos “que se cambiará lo que se haya que cambiar” en el funcionamiento del partido, pero advirtió que cuando se hagan se llevarán hasta sus últimas consecuencias en referencia a los procesos de primarias. El presidente insistió en este punto ridiculizando las de la 'competencia'.

Precisamente, abrió la clausura una de las apuestas renovadoras de Mariano Rajoy, la jovencísima vicesecretaria Andrea Levy, nuevo rostro del PP catalán que compensó con su estusiasmo su aún evidente falta de tablas como ‘mitinera’, que al fin y a cabo se trataba de un acto electoral, el primero de la campaña de las Generales de fin de año.

El telonero de lujo del presidente no podía ser otro que Pablo Casado, el nuevo responsable de la comunicación del PP, el encargado de renovar la imagen del partido.

Un nuevo PP en el que ahora se plantea el principio de ‘un militante, un voto’ o limitar los mandatos y el número de cargos, explicó el vicesecretario, que destacó entre las propuestas de la Conferencia Política el debate de la reforma de la ley electoral para que no gobierne “la suma de los perdedores”.
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