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OPINIÓN

Aunque el PP se vista de seda, PP se queda
(Foto: Diariocrítico de Castilla-La Mancha)

Aunque el PP se vista de seda, PP se queda

Ismael Álvarez de Toledo. Periodista y escritor

lunes 13 de julio de 2015, 07:49h
Dice un viejo refrán: que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Hay gente que se empeña en no querer ver la verdad, ya sea porque le da miedo, porque no le gusta o porque simplemente está mejor creyendo sus propias mentiras.

Como hay gente que sabiendo la verdad, se hace el sordo, ciego o mudo, para no perder puestos en su escalafón personal, a costa de sacrificar o exponer criterios que beneficiarían a un colectivo o al conjunto de los ciudadanos.

En el Partido Popular parece estar todo tan atado y bien atado, que nadie se mueve un ápice de la doctrina impuesta desde los tiempos de Fraga. Y para ello, me remonto a la reciente, Conferencia Política del PP, donde se ha practicado una puesta en escena propia de las saraos que montan los candidatos en Estados Unidos para recaudar fondos, pero aquí, con el afán de dar un lavado de cara a la imagen del partido ante la opinión pública y acallar las voces más críticas entre los militantes de base.

Ya están preparando sus huestes la maquinaria electoral para el otoño, aunque Rajoy sigue empeñado en no poner fecha concreta, jugando; una vez más, al gallego despistado que no sabe o no contesta nu se, puede que si, puede que no, será como usted dice.

Lo único claro que tienen por ahora los militantes del PP, y que perjudica notablemente al resto de españoles, es que seguirán al frente del Partido, Mariano Rajoy con su partener política, la señora Cospedal, y que de ese mensaje gastado de la recuperación económica no los sacan. Por eso, me llama poderosamente la atención, que pongan en escena a personas tan eficaces y directas como Pablo Casado o Borja Sémper, para transmitir un mensaje contradictorio a la ciudadanía, donde aseguran que la política tiene que cambiar y que su partido es el primero que se tiene que modernizar, aunque ellos mismos no se crean lo que dicen, y por otro lado, sigan aferrados para dirigir el partido a las personas más impopulares en todos los sondeos que se practican.

Tan es así, que Sémper desconoce la estrategia de comunicación que se lleva desde la Secretaría General, pero lo mandan a los platós de televisión para dar una imagen cercana y actual, abogando por postulados que todo el mundo quiere oír, pero que él mismo reconoce que son imposibles de poner en práctica dentro de su partido. Entonces, digo yo, a qué estamos jugando, a regalarle los oídos a los ciudadanos plantando una cara joven y agradable, como si fuera una careta de Mariano Rajoy, ya que lo que se esconde detrás del hombre de paja, es la misma política de siempre, con los mismos errores de siempre y las mismas caras de siempre. Vuelve de nuevo el Partido Popular a darle una importancia exclusiva a la recuperación económica, como si no lo hubiéramos escuchado por activa y por pasiva.

Que sí, señor presidente, que ya sabemos que es usted un artista de la economía, que no se cansa de decirnos lo bien que se está recuperando España, pero no se ponga usted el mérito, por favor, ya que para que le cuadren los números ha sacrificado usted a empresarios grandes y pequeños, a funcionarios y pensionistas, y por si fuera poco, ha pactado con los bancos y las eléctricas la forma de sacarle las entrañas a los españoles, entre subidas de servicios de luz y gas y las abusivas clausulas suelo.

La recuperación económica ha sido y lo sigue siendo un esfuerzo de todos, de unos más que otros y, de hecho, para muchas familias seguirá sin producirse una recuperación mientras no se cumplan las sentencias de los tribunales y se dejen de aplicar las condiciones hipotecarias que gravan la economía familiar, unas medidas que vendrían a paliar el deterioro social y reforzaría la imagen de una verdadera y creíble recuperación económica. Mientras tanto, el lavado de cara que nos ofrece el Partido Popular no va más allá del cambio de logotipo, de que deje de volar o no la gaviota, de poner en tertulias televisivas a Casado y Sémper para tranquilizar a las Nuevas Generaciones, que piden la cabeza de Cospedal y la marcha de Rajoy, y para decir blanco sobre negro, a sabiendas de que mienten como bellacos, o de que, como en el refrán: no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Si algo nos queda claro de lo que está pasando en el partido del gobierno o en el PP, entre y para sus militantes, es que de autocrítica nada, que la economía es la que es, y que las reformas sociales se quedarán para los próximos cuatro años si los incautos españoles les vuelven a dar su confianza. Será por eso que, aunque el PP se vista de seda, PP se queda.

Ismael Álvarez de Toledo

periodista y escritor

http://www.ismaelalvarezdetoledo.com
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