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Berlín amenaza con recortar las ayudas a los países de la UE contrarios al reparto de refugiados
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(Foto: EP)

Berlín amenaza con recortar las ayudas a los países de la UE contrarios al reparto de refugiados

>> Alemania y Austria piden la convocatoria urgente de una cumbre de la UE
>> El vicecanciller alemán dice que la UE ha "vuelto a hacer el ridículo" al no lograr un acuerdo

martes 15 de septiembre de 2015, 17:30h

El gobierno alemán se está pensando tomar medidas contra los países de la Unión Europea (UE) opuestos al reparto de refugiados para hacer frente a la crisis humanitaria. Así lo ha dicho el ministro del Interior alemán, Thomas de Maiziere, que ha añadido que algunos países contrarios a las cuotas son beneficiarios de fondos. "Tenemos que hablar sobre el modo de ejercer presión", ha declarado a la cadena de televisión ZDF.

Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, se propone forzar una "solución europea", a escala de los líderes de la UE, a la crisis de los refugiados, visto que hasta ahora no se ha alcanzado un consenso en la fórmula que reclama Berlín para distribuir por cuotas entre los 28 a ese contingente humano.


Un día después de que los ministros de Interior de la UE no lograran un acuerdo sobre la propuesta de Bruselas de reubicar a 120.000 refugiados, Merkel anunció la petición formal de Alemania y Austria al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, para la celebración una cumbre extraordinaria, la próxima semana.


"Se trata de restablecer el espíritu europeo" de solidaridad, indicó la canciller, en una comparecencia con su homólogo austríaco Werner Faymann, y después de que ambos países optaran por implantar controles fronterizos tras el alud de refugiados recibidos en las últimas semanas.


Merkel, quien viene insistiendo en la necesidad de implantar cuotas vinculantes mientras se estima que Alemania recibirá este año hasta un millón de solicitantes, rechazó hablar de sanciones a quienes no acepten esa fórmula, ya que las "amenazas no son el camino adecuado para la unidad".


Paradójicamente, fue su ministro de Interior, Thomas de Maiziere, quien lanzó la opción de las medidas de presión contra los reacios al reparto, de regreso hoy de Bruselas, mientras que el titular de Economía y vicecanciller, Sigmar Gabriel, aseveraba que la UE había "vuelto a hacer el ridículo" al no lograr un acuerdo.


Menos contundente en el rechazo a las sanciones fue el canciller austríaco, el socialdemócrata Faymann, según el cual a los países "contribuyentes netos", como Austria y Alemania, sí les corresponde "analizar" los recursos financieros que reciben los restantes socios.


"No se puede pisotear el derecho de asilo", enfatizó Faymann, para recordar que la UE recibió el Premio Nobel de la Paz (2012) por su defensa de los derechos humanos.


Antes del pronunciamiento de Merkel, la CE había rechazado de antemano la idea de recortar fondos a los países que se oponen a cuotas equitativas, al tiempo que apremiaba a los países miembros a actuar rápido, ya que con la llegada del invierno se acentuará el drama humanitario de los refugiados.


Para Merkel, es importante que los líderes europeos, al margen del reparto por cuotas, aborden cuestiones como la ayuda a los países de origen de los refugiados y la creación de más centros para el registro de los solicitantes en las fronteras exteriores de la UE.


La canciller alemana defendió, por lo demás, la decisión de Alemania y de Austria de restablecer los controles fronterizos como necesaria para "mejorar" el registro de los solicitantes que llegan al país y por razones de seguridad, una semana después de haber abierto sus fronteras de forma "excepcional" por motivos humanitarios.


"Estamos en una situación que no es fácil", admitió la canciller, pero hasta ahora la UE siempre logró "encontrar soluciones consensuadas" a las situaciones más difíciles. Hacer frente a la crisis de los refugiados "es uno de los mayores desafíos que afronta Europa desde hace décadas", insistió.


La decisión de Merkel de buscar soluciones europeas se produce en un momento complejo para ella, sobre todo a escala interna, donde se le ha criticado tanto que primero abriera las fronteras a los refugiados, como que posteriormente decidiera restablecer los controles ante la situación creada.


Especialmente significativas fueron las presiones ejercidas desde la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), hermanada a la Unión Cristianodemócrata (CDU) presidida por la canciller, que calificó de error la apertura de las fronteras al haber situado a Múnich, la capital bávara, al borde del colapso.


"Este no es mi país, si vamos a tener que disculparnos por haber mostrado un rostro amable ante una situación de emergencia", sentenció Merkel.


La imagen que estos días ha dado la vuelta al mundo no es la de la canciller, acudiendo a visitar albergues de asilados, sino la de los muniqueses dando la bienvenida a los refugiados o la de los miles de voluntarios movilizados en todo el país para posibilitar su acogida.

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