Había muchos oídos pendientes del menor guiño de Barack Obama sobre la situación política española, por supuesto en clave catalana. El Gobierno español, contaba anteayer en el Confidencial de La Linterna mi querido director, Fernando Jáuregui, se conformaba con un “carraspeo”, les parecía una quimera que el presidente de EEUU fuera más allá y se metiera en el jardín de su socio en el sur de Europa. Finalmente ha sido casi un alarido el que ha soltado el dirigente de la nación más poderosa del mundo: al reclamar una España “fuerte y unida” y ligarlo además a las relaciones entre ambos países. Y de Rota para arriba todo el mundo entiende claramente el mensaje.
Una frase muy clara con la que Obama entra en la campaña catalana y tiene un destinatario claro que no es otro que el presidente Artur Mas, como le recordaba anoche vía twitter y quizá con excesiva chulería el candidato del PP Xavier Albiol. Con más sutileza, en la misma red escribía poco después un querido colega si también acusará al presidente de EEUU de ser un sicario de la “ultraderecha”.
Obama no sólo ha cumplido con los Reyes colocando a Felipe VI como referente y garante de esa España “fuerte y unida” sino que sobre todo ha dado un espaldarazo a Mariano Rajoy y su política con un argumento que va a dar mucho juego en lo que resta de campaña electoral. Es, por otra parte, un éxito de la diplomacia española al convencer a la administración norteamericana de la trascendencia de un conflicto procedente del otro lado del Atlántico en medio de la crisis ya mundial desatada por el éxodo de los refugiados.
Ahora quien debe hablar es Artur Mas, pero políticamente quizá lo más interesante y con mayor morbo informativo sea escuchar a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Este es el verdadero tejdo en el que Obama ha puesto la pelota.
Si (
No(
