Echo mano del mítico título del insoportable, larguísimo y pesado videoclip de Adran Lyne del que todos recordamos una única escena, la del tórrido striptease de Kim Basinger a los acordes de “You can leave your hat on” de Joe Cocker, para referirme a lo que nos espera a los españoles desde ahora hasta que, una vez celebradas las elecciones generales del próximo 20 de diciembre, se firmen los acuerdos de gobierno entre el PP y Ciudadanos, entre el PSOE y Ciudadanos, entre PSOE, Podemos y otras fuerzas de izquierdas, entre Podemos y Ciudadanos o vaya usted a saber entre quienes, que todo puede ser posible si los resultados le dan la razón a las últimas encuestas publicadas y el Congreso se divide en cuatro grupos de similares fuerzas. Y es que, pase lo que pase el 20-D, a partir del día 22, fecha del sorteo de Navidad, le puede tocar el gordo de la lotería al menos pensado porque se pueden dar más combinaciones que en la Bonoloto. Asi que van a ser, no nueve, sino al menos diez o doce semanas y media de incertidumbre en las que todos los españoles, absolutamente todos, vamos a estar con el alma en vilo esperando el parto de los montes y las negociaciones entre ganadores y perdedores o solo entre perdedores.
Pero esta semana ha ocurrido algo que nos ha dejado a todos estupefactos. Por primera vez en sus cuatro años de mandato, Mariano Rajoy, la esfinge gallega, ha movido ficha y ha convocado en la Moncloa a los líderes de las principales fuerzas políticas constitucionalistas con representación parlamentaria y sin ella, para proponerles un frente común ante el desafío independentista catalán,. Algo tan sorpresivo e inhabitual en la manera de obrar de nuestro presidente que ha descolocado no solo a toda la oposición en pleno, sino también a muchos miembros de su propio partido acostumbrados al “laisser faire, laisser passer” del fisiócrata del XVIII, Vicent de Gournay que ha sido la norma que ha venido aplicando a todos los problemas que le han surgido a lo largo de toda esta larga y complicada Legislatura. La iniciativa de Rajoy ha sido vista con buenos ojos por buena parte del electorado que está hasta la mismísima coronilla de desayunarse cada día con nuevas apuestas y nuevos chantajes del Parlament catalán. Eso, en estos momentos de incertidumbre son miles de votos de indecisos que podrían volver a las canastas del PP
Y hay que reconocer que la táctica, metidos como estamos en plena precampaña electoral, le puede dar resultado. Entre otras cosas porque está dejando en evidencia a una izquierda que recurre demasiado a las medias tintas y no quiere mojarse. Es verdad que Pedro Sánchez sí se ha puesto al lado de las tesis constitucionalistas aunque sigue todavía con la tabarra del diálogo (¿con quién, sobre qué y, sobre todo, para qué?) y la solución federalista al problema catalán. Y también es verdad que el lider de Ciudadanos, Albert Rivera, ha sido quien más favorable se ha mostrado a compartir ese eje antiindependentista, lo que le acerca bastante a la postura del PP y pone de manifiesto que el posible entendimiento y posterior pacto PP-Ciudadanos es cada día la solución más probable para la formación de un futuro Gobierno. En cuanto a Podemos y a Izquierda Unida, tanto Pablo Iglesias como Alberto Garzón continuan tratando de contentar a tirios y troyanos con ese supuesto referéndum que se saltaría a la torera la propia Constitución y que sólo supondría echar más leña al fuego de la que ya han arrimado los muchachos de Juntos por el Sí con Artur Mas a la cabeza.
En estos momentos la única duda que me corroe es que va a pasar en Andalucía si, tal y como apuntan los sondeos, el PSOE de Pedro Sánchez pasa a ser la tercera fuerza política española por detrás del PP y de Ciudadanos.. La cuestión no es baladí porque si los socialistas se estrellan y no consiguen sacar los suficientes escaños como para poder formar Gobierno con Ciudadanos o con Podemos, su actual líder, Pedro Sánchez, podría tener los días contados. En Andalucía, la comunidad con el mayor número de votantes y de apoyos a los socialistas, se está sopesando la posibilidad de que Susana Díaz no muestre claramente su apoyo a Sánchez en la próxima campaña electoral por lo que pudiera ocurrir.. Naturalmente Susana va a acudir a los mítines y tendrá que dar la cara por su secretario general y candidato a la Presidencia del Gobierno, pero con alguna que otra reserva y no yendo a demasiados actos conjuntos. Y es que el 20-D no solo se juegan su futuro Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, sino también la presidenta de la Junta a quien el año que viene podríamos ver como heredera de la vieja casa socialista dejada en desahucio por el equipo de Sánchez. Habrá que estar atentos a las comidas de Navidad porque en ellas se van a cocer muchos de los platos con los que los españoles nos desayunaremos pasados los Reyes Magos.
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No(
