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Hablemos a nuestros hijos

viernes 20 de noviembre de 2015, 10:15h

El reciente atentado en París supone un impacto en los niños, como nos acontece a los mayores. Ellos, a veces no preguntan, pero trasmiten con sus dibujos y conductas nerviosas.

Hemos de adelantarnos, sentarnos formalmente y hablarles con respeto, con seriedad, conscientes de que los niños entienden y sobre todo captan.

Los niños del mundo, nuestros niños precisan de seguridad, necesitan amor, y noticias tan terribles les generan interrogantes y devastación. Sus dibujos con trazos rojos llenos de bombas, estallidos, disparos, así lo reflejan.

Vimos la dulce conversación en París de un niño de 3 años y medio que le preguntaba a su papá sobre los malos y no quedaba convencido de que las flores que estaban depositando pudieran parar las balas de las pistolas. Pero el padre le trasmitió una lección de lo que es el padecimiento por los otros, que se sienten nuestros. Una lección de lo que es y significa compadecerse.

Los niños entienden claramente lo que está bien y lo que está mal, valor fundamental para la ética, para la conciencia. Nada tiene que ver dar la vida por los demás con arrebatársela.

Los pequeños se preguntan por qué hay malos y habrá que contestarles, que el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor y que siempre habrá fanáticos convencidos de una sola verdad, la suya, incapaces de enfrentarla a los otros por miedo.

Nuestros niños han de saber que la vida es un equilibrio entre libertad y seguridad. Pero que hay avances en los derechos de los propios niños que se conmemoran el 20 de noviembre en la Convención sobre Derechos de la Infancia. Y hemos avanzado en los derechos de la mujer, en la igualdad, en el respeto al distinto por cultura, por fe religiosa, por orientación o identidad sexual, y eso es esencial, es irreversible, es innegociable.

A los niños hay que trasmitirles seguridad, confianza, hacerles saber que tenemos las fuerzas de seguridad que nos defenderán. Pero que la seguridad cien por cien, no existe.

Los niños y desde corta edad son conscientes de que se convive con el sufrimiento y el dolor, pero no podemos permitir que en parte les roben la ingenuidad y el futuro.

A los adolescentes hay que avisarles de los riesgos que suponen algunos mensajes en la red, pues el adolescente, se caracteriza por el paso al acto, por la búsqueda de un proyecto existencial, de una razón de ser, por la aceptación de un padre grupo, por la aventura. Y algunos, pocos, buscan inmolarse en una consciencia que es en algo fantástica e irresponsable. No es lo mismo conocer que elaborar.

También vimos a un niño sirio, que nos interpelaba y nos gritaba “¡paren la guerra y no tendremos que emigrar, paren la guerra!”. Y también lleva toda la razón.

¿Qué pasaría si sentáramos juntos al niño sirio con el niño parisino?. Pues ya se lo adelanto, se darían un abrazo y se pondrían a jugar.

Los adultos somos en algo niños, menos mal, y también precisamos de la seguridad, de poder anticipar, de dejar en heredad a los que nos continúen un mundo mejor, un mundo en paz, un mundo en libertad que exige seguridad.

20N. Convención de los Derechos de la Infancia en todo el mundo.

Los terroristas, el denominado Estado Islámico saben que los medios de comunicación en occidente repican las noticias, de forma cotidiana, generando un mayor eco, difundiendo lo que se proponen, el terror.

Estoy escuchando que hay jóvenes europeos que se alistan y nos cabe preguntarnos, ¿por qué se sienten tan mal en un entorno europeo generalmente tan cómodo? ¿por qué buscan una causa para inmolarse?¿o es que ya son violentos y cualquier causa les serviría?

Digámosles a nuestros niños que quienes se hacen estallar no buscan suicidarse, sino causar el mayor daño. Es un asesinato múltiple y ampliado.

Trasmitamos también a nuestros niños que la espiritualidad, que la trascendencia, que la religión, se basa siempre en el amor, en el respeto, en el “no matarás”.

Noticias bárbaras que debe generar anticuerpos, vacunas para entender y hacer entender a nuestros niños que el ser humano cuenta con la palabra, con la risa, con el perdón, y con las lágrimas para debatir, para discutir, para convivir.

Javier Urra
Primer Defensor del Menor

Javier Urra

Primer Defensor del Menor

Javier Urra fue el primer Defensor del Menor. Es doctor en Psicología y en Ciencias de la Salud. Es Académico de Número de la Academia de Psicología de España y Director clínico de Recurra Ginso. Además, es experto Psicólogo Forense y trabajó para el Tribunal Superior de Justicia de Madrid

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