Carta al señor alcalde de Guadalajara

Señor alcalde:

Me ha decepcionado usted. Cuando el otro día escuché en la radio que el Ayuntamiento de Guadalajara va contratar a solo 28 personas con un plan de empleo que en su mayor parte paga Castilla-La Mancha y que en otras localidades, mucho más pequeñas, va a dar trabajo a cientos de personas, no me lo podía creer. Me indigné. Sentí rabia e impotencia.

Probablemente usted, señor alcalde, nunca ha pensado en quienes llevamos años sufriendo en la cola del paro. Con sus varias ocupaciones e ingresos, no tendrá usted tiempo de imaginar nuestra angustia. ¿Sabe usted lo que es ver que la prestación del desempleo se acaba y no hay forma de encontrar trabajo? No, qué va a saber usted. Ni tampoco le preocupa. Ha demostrado no tener la humanidad suficiente para pensar en lo que estamos pasando. En lo que está pasando mucha gente cuando no sabe qué podrá dar de comer mañana a sus hijos, cuando no puede poner la calefacción por no gastar lo que no tiene, cuando la pensión de los abuelos ya no se puede estirar más a mitad de mes, cuando se resignan a no poder comprar la medicina que les ha recetado el médico... Eso que otro señor de su posición y de su partido dijo en su día con desprecio que no era para tanto, que costaba lo mismo que cuatro cafés.

No le voy a pedir que se ponga en nuestro lugar, porque ya ha dejado claro que prefiere jugar a las polémicas políticas antes que ayudar a quienes lo necesitan. Pero sí le voy a decir que ese Plan de empleo de Castilla-La Mancha nos dio esperanzas de poder salir de la desolación en que vivimos muchas personas y usted nos ha dejado en la estacada. Sin ningún remordimiento, por lo que le he oído decir.

Además le recuerdo que el derecho al trabajo está en la Constitución y usted, que juró cumplir y hacer cumplir la Constitución, está faltando a su palabra al no ayudar a dar empleo a quien lo necesita. Siento envidia de otros municipios que, con mucho menos presupuesto y con muchos menos parados, han pedido para sus vecinos desempleados el doble, el triple y hasta seis veces más contratos que usted. No habrá trabajo para todos los que lo necesitan, pero en esos pueblos cada persona desempleada tendrá muchas más oportunidades que en Guadalajara.

Esos alcaldes y alcaldesas sí miran por su pueblo y por su gente, no como usted. Seguramente ninguno tenga sus ambiciones de política de salón, pero hoy pueden mirar a la cara a sus vecinos y dormir tranquilos. Usted, señor Román, ¿qué ve cuando se mira al espejo?