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Una ciudadana anónima leyó un comunicado y se guardaron dos minutos de silencio

Decepción ciudadana por un acto con muy poca gente y muy deslucido

Decepción ciudadana por un acto con muy poca gente y muy deslucido

· Y, mientras tanto, el presidente se desplazó a Francia para visitar al agente herido
· ¿Por qué cree usted que Zapatero decidió no acudir a la manifestación?

martes 04 de diciembre de 2007, 21:10h
La concentración contra ETA de Madrid ha sido la más breve, menos concurrida y deslucida de la historia. Ha durado apenas cinco minutos, los suficientes para que una ‘trabajadora anónima’ –del departamento de Telemarketin de UGT- leyera un comunicado y que se mantuvieran dos minutos de silencio en recuerdo de las víctimas. Visto y no visto, el acto finalizó a las 19.05 horas con gran decepción de los menos de 5.000 asistentes al mismo. Estuvo Rajoy, pero no Zapatero, que fue muy criticado por algún sector del público.
El volumen de la Obertura 1812, del compositor ruso Piotr Ilich Tchaicovsky, con la que concluía el acto subía paranormalmente de volumen cada vez que grupos diferentes de público gritaban una u otra consigna sobre el ausente José Luis Rodríguez Zapatero. Gracias al estruendo, la Obertura silenciaba los gritos de “Zapatero, dimisión” que coreaban una parte de los asistentes, pero también la respuesta de la otra parte, “Zapatero no estás solo”. Era un reflejo claro de que la unidad aparente entre las fuerzas políticas no había calado en el sustrato de cada una de las mismas. Y eso que los concentrados no superaron en la Plaza de la Independencia de Madrid más allá de cinco mil, según fuentes municipales –más de 30.000, según fuentes de la organización-.

Escasa participación, pues, del ‘pueblo llano’, pero quizá haya sido la concentración con mayor número de diputados y altos cargos políticos por metro cuadrado de todas cuantas se han sucedido hasta ahora, salvo la de a favor de la Constitución, el 28 de febrero de 1981, y la del 12 de marzo de 2004 contra la ‘masacre’ de Madrid. Todas las formaciones políticas con representación parlamentaria estuvieron presentes: desde el PP hasta ERC, desde el PSOE hasta Coalición Canaria, CiU, PNV o Chunta Aragonesista. Pero faltaban, claro, la Asociación de Víctimas del Terrorismo y el Foro de Ermua, que ya se habían descolgado de la convocatoria.

 Los trabajadores de UGT y de CC.OO, convocantes reales del acto, habían montado por la mañana todo el andamiaje para la tribuna. La idea era que, con el fondo de un gran cartel con el lema “Por la libertad, para derrotar a ETA”, a la tribuna subieran dos o tres representantes de cada fuerza política y sindical. En total, unas 30 personas. Pero las discrepancias surgidas en la negociación para realizar el acto de forma unitaria desaconsejó esa posibilidad: al final, sólo la representación sindical, con Cándido Méndez, de UGT, y José María Fidalgo, de Comisiones Obreras, estuvieron en la tribuna.

Representantes políticos

Los representantes políticos fueron llegando a los sitios reservados en la Puerta de Alcalá a partir de las 18.30 horas. Allí estaban los nacionalistas vascos Josu Erkoreka, Emilio Olabarría y José Ramón Beloki; los nacionalistas de CiU Josep Sánchez Llibre y Jordi Casas; Gaspar Llamazares, junto con una amplia representación de IU, como Inés Sabanés, Fausto Fernández o Fernando Marín; el diputado de la Chunta José Antonio Labordeta; Joan Saura, como consejero de Interior de la Generalitat de Cataluña y representante de ICV, o el senador de ERC Carles Bonet, en representación también de la Entesa. Aunque no es diputada, allí estuvo también la dirigente de Unión Progreso y Democracia, Rosa Díez.

Más numerosa fue la delegación socialista, con el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, y el secretario de Organización, José Blanco, a la cabeza: por allí se vio a Diego López Garrido, Tomás Gómez, Rafael Simancas, Juan Barranco, Óscar López y el secretario general de los socialistas vascos, Patxi López, entre muchos otros.

Pero si numerosa fue la delegación del PSOE, la del PP fue realmente espectacular, con Mariano Rajoy a la cabeza en una entrada sin precedentes, cinco minutos antes del horario oficial para el comienzo del acto. Los populares acudieron todos juntos, en masa: habían quedado en la calle Lagasca, esquina a la calle de Alcalá, en la Iglesia de San Manuel y San Benito, a escasos 50 metros del escenario. Desde allí acudieron en grupo.

 La lista de populares -¿más de medio centenar de personas?- sería interminable, pero allí se vio a los máximos dirigentes –Rajoy, Acebes, Zaplana, Soraya Saénz de Santamaría, Ignacio Astarloa y Ana Pastor-, seguidos de una nutrida representación de diputados y cargos de la Comunidad de Madrid: la presidenta Aguirre y el alcalde Ruiz-Gallardón; el vicepresidente Francisco Granados; los diputados Gustavo de Arístegui, Jorge Moragas o Vicente Martínez Pujalte.

Lectura del Manifiesto

Tras las declaraciones de rigor –había un espacio al efecto habilitado detrás del escenario-, la delegación del PP, en un todos a una, se colocaron delante de la tribuna. El acto se inició entonces con la lectura del Manifiesto conjunto –muy parecido al aprobado el pasado sábado por las fuerzas políticas y sociales en el Congreso de los Diputados-, lectura que realizó una ‘persona anónima’. En concreto, una trabajadora en el Departamento de Telemárketing de UGT. Luego, dos minutos de silencio y… disolución. Los políticos salieron escopetados.

Por cierto, que la propuesta de CC.OO y de UGT es que el manifiesto lo hubiera leído el presidente del Congreso de los Diputados, Manuel Marín. Pero no hubo acuerdo con el PP.

 Los menos de cinco mil asistentes prorrumpieron entonces en gritos. Los más numerosos atacaron a José Luis Rodríguez Zapatero, el gran ausente en el acto: “Zapatero dimisión” o “No estamos todos, falta el presidente”. El bando contrario gritaba “Zapatero no está solo”. La Obertura 1812 subía inesperadamente de decibelios y la cosa se convertía en lo que Manuel Marín hubiera llamado un pandemonio. Pudieron leerse pancartas como “ZP, ¿dónde estás?”, “Falta el presidente” o “ETA = ANV = Batasuna, ilegalización ya”. 

Unidad para derrotar a ETA

Antes del acto, Mariano Rajoy dijo a los periodistas que “venimos a apoyar a las víctimas del terrorismo y venimos, como siempre, a defender una política que es la de la derrota de ETA, que en este momento se plasma en una afirmación clara y contundente de que no se va a volver a negociar nunca más con la organización terrorista y en la puesta en práctica de la ilegalización de ANV y del PCTV. Venimos, en suma, a hacer exactamente lo mismo que venimos haciendo y diciendo desde hace ya muchos años”.

  Durante la concentración, Rajoy explicó que su partido ha acudido “a condenar el asesinato por parte de ETA que ha tenido lugar en Francia hace muy escasas horas; a manifestar nuestro apoyo a la Guardia Civil y a las Fuerzas de Seguridad del Estado, que defienden nuestra vida, nuestros derechos y nuestras libertades; y a apoyar a las víctimas del terrorismo”.

Por su parte, la líder de Unión, Progreso y Democracia, Rosa Diez, dijo que espera que en España "algún día" haya una política unitaria de todos los partidos en materia de lucha antiterrorista y pidió respeto para las víctimas, verdaderas "protagonistas" de los actos convocados en repulsa del atentado del pasado sábado en Francia. Díez dijo respetar la decisión del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de no acudir a la concentración.

El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, envió por su parte un claro mensaje a la banda terrorista, señalando que “la unidad de todos los partidos logrará derrotarles” y ese va a ser el objetivo con el que el Gobierno va a trabajar, pero para ello, reiteró, “es imprescindible mantener esa unidad”.

El portavoz del PNV, Josu Erkoreka, dijo que “pese a las enormes diferencias que nos separan desde el punto de vista ideológico, nos une que todos consideramos que la actividad política tiene que estar subordinada al ser humano y no al revés. Erkoreka no quiso valorar la ausencia de Zapatero en la concentración y se limitó a comentar que “cada uno verá si tiene que estar o no”.

El ministro de Trabajo, Jesús Caldera, que en un principio había anunciado que acudiría a la concentración en representación de la Ejecutiva del PSOE con su compañera de Gabinete, Carme Chacón -que finalmente no asistió-, destacó que era “un acto de unidad” cuyo objetivo era “expresar la repulsa por los actos terroristas que desde cualquier punto de vista “son estériles porque lo único que causan son dolor “.

Caldera añadió que los terroristas tienen que saber que “pagarán por sus crímenes”. “No hay ninguna idea que justifique el uso de la violencia. Con violencia no van a conseguir nada”. Al ser preguntado por la ausencia del presidente del Gobierno, Caldera dijo que él estaba allí “en nombre y por encargo” de Zapatero, a quien excusó por encontrarse cumplimiento con sus obligaciones institucionales.

Por su parte, el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, expresó al término de la concentración su confianza para que “se abra una nueva etapa en relación a la política antiterrorista. Durante un largo tiempo ha sido una política de partidos para enfrentar partidos y ahora existe la voluntad ciudadana y la presión de algunos políticos para que sea una política de Estado".

Llamazares espera que todos quienes respetan la democracia, sin excepciones, “trabajen para consolidar este objetivo, porque así lo desea la sociedad”, aunque lamentó que "hoy no haya habido una fotografía juntos de las asociaciones sindicales, de los movimientos sociales, de las asociaciones que representan a las víctimas y de los representantes de los partidos políticos”.
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