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La vida es sueño y otros ejemplos

sábado 09 de enero de 2016, 09:52h

“Cuentan de un sabio que un día, tan pobre y mísero estaba, que sólo se sustentaba de las hierbas que cogía. ¿Habrá otro, entre sí decía, más pobre y triste que yo?, y cuando el rostro volvió, halló la respuesta viendo que otro sabio iba cogiendo las hierbas que él arrojó”. El fragmento corresponde a “La vida es sueño” de don Pedro Calderón de la Barca y nos lo sabíamos de memoria casi todos los estudiantes que hicimos el antiguo bachillerato. Seguramente a los actuales ni les suena este texto ni el insigne autor del Siglo de Oro español, dada la incultura granhermaniana y telecinquesca que impera desde la logse y campea a sus anchas en nuestro querido país. Naturalmente los versos del dramaturgo barroco ponen de manifiesto el hecho compararivo de que por muy mal que esten las cosas siempre las hay peores. O incluso las mismas pueden empeorar.

Algo que han demostrado en una época mucho más contemporánea las leyes de Murphy y que en la política española el ejemplo más claro lo tenemos con Pedro Sánchez y José Luis RodríguezZapatero. Todos aquellos que creían que Zapatero era el colmo de la ineptitud se han visto sorprendidos por lo que es capaz de hacer Pedro Sánchez sin ni tan siquiera haber llegado al Gobierno. La tostada puede caer no una sino veinte veces seguidas con la mantequilla hacia abajo y si lleva mermelada peor aún.

Pero acudo a esta cita literaria para ilustrar a mis queridos lectores sobre lo que está ocurriendo con alguno de nuestros carismáticos líderes políticos homónimo del ilustre autor citado al comienzo de este artículo, ya saben o se lo imaginan, don Pedro Iznoguz Sánchez, el que quiere ser califa en lugar del califa por cualquier medio a sin alcance. Su vida, desde aquella lejana noche del pasado 20 de diciembre es un sueño que se puede convertir para todos los españoles en una pesadilla después de Navidad. Los carnavales, este año, no sólo se van a celebrar en Cádiz o en Tenerrife, sino en el mismísmo salón de plenos de las Cortes donde coros, cuartetos, chirigotas y comparsas van a hacer su agosto como si fuera el Falla. Hasta podemos tener la ocasión de oír aquello de :¡Ole, ole y ole y el que no diga que se le seque la hierbabuena!

Lejos de mi intención el defender un gobierno del PP encabezado por Mariano Rajóy para sacarnos a los españoles del embrollo en el que nos hemos metido nosotros solitos, y más lejos aún el apostar por que nos dirija en los próximos cuatro años el muchacho de la coleta y sus amigotes probolivarianos o los aprovechados de Albert Rivera, así que buscar un multiacto de izquierdas que agrupe a socialistas, comunistas, anarquistas, perrosflautas, republicanos, independentistas, mareantes y compromisarios diversos, tal y como pretende Sánchez es un dislate que no se le hubiera ocurido ni al mismísimo Zapatero.

Y es que, como decía el sabio de Calderón, lo que no hay que hacer es mirar hacia atrás para comprobar que todavía hay alguien peor que tú. Eso casi se da por descontado. Ir a Portugal para que Antonio Costa le explique a Sánchez como consiguió el “pacto a la portuguesa” que desbancó al conservador Passos Coelho de la presidencia del Gobierno luso sirve para bien poco. También podría haber ido a Grecia para comprobar in situ como se las gastan sus pretendidos socios, los de Tsipras amigos de Pablo Iglesias. Afortunadamente ni Grecia ni Portugal son como España y puestos a comparar las cosas no van mejor allí, donde han tenido que pedir un nuevo rescate a Europa, que aquí. Sería mucho mejor que el candidato socialista se diese una vuelta por Alemania, por ejemplo, para ver qué otro tipo de solución tiene el cacao maravillao español.

Mientras tanto, Susana Díaz, tan crítica con su secretario general en las últimas semanas, ha optado por replegar velas y no contradecir los mensajes de Ferraz. Me temo que algo trama. Sus silencios son a veces mucho más peligrosos que sus aspavientos. No acabo de creerme que esté de acuerdo con la estrategia de Sánchez. O sabe que, antes o después, se va a estrellar y ha decidido seguir el proverbio bíblico de esperar sentada en el despacho del Palacio de San Telmo hasta que vea pasar el cadáver de su enemigo. Algo que, estoy seguro, ocurrirá más pronto que tarde por el bien y la tranquilidad de todos los españoles.

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