Discurso íntegro de Manuel Marín en el Congreso de los diputados el día de la Constitución

Buenos días señor presidente del Gobierno, señor presidente del senado, autoridades, amigas y amigos.

  Celebramos este XXIX aniversario de la constitución de 1978 sacudidos por el dolor de un nuevo crimen terrorista. Raúl Centeno y Fernando Trapero dos jóvenes guardias civiles haN sido asesinados por la banda terrorista ETA. Para ellos, para sus familias, para todas las víctimas del terrorismo nuestro cariño, nuestro recuerdo y nuestro respeto. Les pido guardar un minuto de silencio en su memoria.

Gracias

Como ustedes saben, algunos de sus presuntos asesinos han sido ya detenidos, siempre será así. En este acto institucional es de justicia poner de relieve y agradecer la cooperación de las autoridades francesas y especialmente el señor presidente de la república, señor Sarkozy. Esta cooperación es fundamental en la batalla contra el terrorismo etarra. Quisiera, en este día, y porque las circunstancias así lo aconsejan, limitarme ha hacer un acto institucional que necesariamente tiene que ser breve y austero, y me permitiré sólo algunos comentarios a cerca de la Constitución de 1978, de sus méritos y de sus valores. Como ustedes conocen tengo el honor, junto con otros pocos que están por aquí de ser diputado constituyente todavía en esta legislatura y esta circunstancia, la de ser diputado constituyente, no me confiere ningún derecho constitucional ni ningún mérito extraordinario para hablar de la constitución y para opinar sobre la misma, pero no me resisto a decirles desde un profundo sentimiento lo que pienso y siento en este momento. La constitución no es un mito intocable y no puede serlo, pero la constitución desde luego es la referencia básica para entender lo que hoy es España, lo que somos los españoles y nuestra diversidad, por otro lado ampliamente reconocida en el texto constitucional. Esta constitución nos ha dado a todos los treinta años de mayor progreso en todos los órdenes que hayamos podido tener en la reciente historia de España. Así pues, la historia de esta constitución es la historia de un éxito colectivo de todos los españoles.

Yo se, todos sabemos  que nuestro país tiene una tentación permanente ser iconoclasta, tenemos una pasión por ser iconoclastas, también muy a menudo tenemos la tendencia ha comportarnos como un país cainista y por eso nos cuesta creernos algo que es verdad, la historia ya ha juzgado la constitución de 1978 como un éxito colectivo y la consecuencia de hacer hoy este aniversario, el XXIX ya, es simplemente porque también en España y los españoles somos capaces de hacer cosas bien, incluso muy bien y esta es una de ellas. Por eso yo creo que en nuestro país, España en su diversidad, es un país extraordinario y tiene una constitución que insisto no puede ser un mito intocable, pero desde luego una referencia básica de todos los temas centrales que explican dónde estamos, qué somos. Quiero reclamar y esto si que tiene un poco de expresión personal lo siguiente: no necesito demostrar porque creo que hemos conseguido un éxito colectivo que vivimos en otros tiempos, naturalmente que si, y afortunadamente nuestro país es ahora mucho mejor que en aquellos tiempos y el progreso que hemos tenido ha sido extraordinario gracias al esfuerzo de todos, ha habido alternancia pacífica en el poder se ha gobernado desde distintos ámbitos ideológicos es un país que trabaja, y es un país que cree en su futuro.

Aceptando que vivimos en otros tiempos, yo creo que se ha llegado rápidamente a la conclusión que hay que trabajar en política de otra forma y con otras maneras y ahí yo quisiera reivindicar algo que me parece importante. La constitución de 1978 trabajó con un método muy preciso que se podría reducir a dos expresiones, lo he repetido mucho a lo largo de esta legislatura, consenso y tener sentido del límite. Consenso quiere decir simplemente la voluntad permanente para llegar a acuerdos que faciliten la vida de los demás, la vida propia y sobre todo la vida de los españoles, eso quiere decir consenso, ni más ni menos, y se entiende muy bien, y la opinión pública lo entiende muy bien. Tener sentido del límite quiere decir que en `política es legítimo apretar al adversario, pero tener sentido del límite, y cuando se aprieta hay que saber que si llegara el caso tenderla, estrecharla y llegar al acuerdo. Y porque se tuvo sentido del consenso y porque se tuvo sentido del límite se afloró un instrumento de trabajo, al fin y al cabo eso es la constitución que nos ha permitido estar hoy aquí y tener el país que tenemos.
Así pues quiero reclamar esto, me niego a aceptar que consenso y sentido del límite son dos palabras viejas, no es verdad, tendrán que adaptarse, pero siguen siendo hoy myt necesarias, porque creo que hay que decirlo, no se puede repetir otra legislatura tan dura y tan ruda como la que hemos tenido.

Creo sinceramente que la presión de la opinión publica nos tiene que llevar otra vez a unos y a otros, a pesar de las diferencias en estos momentos, nos tiene que llevar esta presión a intentar el entendimiento otra vez sobre los temas básicos de nuestra  democracia, que no son muchos, pero los hay, perfectamente conocidos por todos y que no tengo ni siquiera necesidad de quitarlos, no soy un ingenuo, pero creo que se puede hacer y se puede hacer con algo que me he permitido reclamar a lo largo de esta legislatura, se puede hacer si nos dejamos de acumular reproches, creo que es lo primero que tendríamos que hacer es volver a la política con mayúsculas. Sinceramente pienso que hay que volver a volar alto y por último creo que ha llegado el momento de abrir la puerta a la grandeza, así será posible y yo estoy convencido que va a pasar y eso va a pasar simplemente porque los ciudadanos nos lo van a imponer y nos lo van a reclamar.

Termino aquí, muchas gracias a todos. Las circunstancias nos han llevado a la austeridad en el sentido de que no nos parece oportuno celebrar el cocktail tradicional y espero que esto se entienda.
El acto está concluido.