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El PSOE ya optó por la abstención vergonzante

lunes 11 de julio de 2016, 08:28h

Mucha gente se queja de que la resolución del Comité Federal del PSOE no sea una muestra de claridad. A primera vista parece que ha decidido mantener todo el tiempo que sea posible la posición contradictoria (absurda) de rechazar al mismo tiempo una nueva convocatoria de elecciones y la investidura de Rajoy para formar gobierno. Pero leyendo entre líneas hay algunas claves evidentes.

La primera es el acuerdo de que el PSOE ya no volverá a intentar la formación de un “gobierno del cambio”, sino que decide pasar a liderar la oposición. Si tal cosa se mantiene significa que necesita obligadamente la constitución de un gobierno, porque la idea de ser oposición no tiene sentido en ausencia de un gobierno. Así de simple.

Claro, la pregunta entonces es cómo podrá formarse un gobierno del PP si el PSOE lo rechaza y tampoco se abstiene. La respuesta no es tan compleja: aprovechando las dos rondas previstas en la Constitución para formar mayorías parlamentarias en el Congreso de los Diputados. En la primera ronda el PSOE escenificará su glorioso NO al gobierno de Rajoy, porque su proyecto es completamente distinto, porque es alternativa, etc. etc.

Pero una vez lograda tal escenificación, cuando se llegue a la segunda ronda, que se resuelve por mayoría de los diputados presentes en la sala, ante el vértigo de tener que convocar nuevas elecciones, varios diputados del PSOE salvarán al país. Esa suerte tiene varias modalidades. Una de ellas consiste en que varios diputados socialistas voten en conciencia y se abstengan, rompiendo la disciplina partidaria de votar en contra. Otra modalidad consiste en que unos cuantos diputados del PSOE no lleguen al hemiciclo, por diferentes causas. Con esta maniobra se habrá salvado la imagen del partido como antagonista del PP y Rajoy podrá, sin embargo, formar un gobierno de minoría.

Ha sido Enric Juliana, del diario La Vanguardia, quien le ha puesto nombre a esta operación denominándola “la abstención vergonzante”, por oposición a la “abstención orgullosa”, que sería aquella en la que el PSOE saliera a explicar abiertamente por qué es necesario abstenerse para dejar gobernar al otro. Pero el PSOE no cree que esa opción clara y sincera, que daría muestras de sentido de Estado, pudiera llegar a ser entendida por los votantes de izquierda, teniendo como tiene la presión de Podemos. En el fondo, Sánchez y los suyos creen que la cultura política del país no da para tanto. Y quizás tengan razón. La cuestión es que si los partidos, en vez de tratar de cambiar esa cultura política, se dedican a reproducirla, nunca mejorará.

En suma, con sus lineamientos no tan coherentes, el Comité Federal ya ha optado en verdad por una hoja de ruta: primer paso, una escenificación magnifica del NO a Rajoy en la ronda inicial; 2) segundo paso, maniobra de facilitación de la formación de gobierno del PP en último extremo, mediante algunos de sus diputados. Puede que a muchos esta estrategia les parezca de simples astutillos, pero a fin de cuentas lo importante es que funcione y pueda formarse un gobierno de una condenada vez, evitando el ridículo mundial de unas terceras elecciones.

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