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Locos... estáis locos. (Cuento de Navidad)

jueves 28 de diciembre de 2006, 19:27h
Quienes habéis comprado pisos a precios excesivos para vuestro salario y capacidad de ahorro, con una calidad que deja que desear. La publicidad nos hace creer que compramos golosinas de saldo que se venderán solas cuando queramos cambiar de piso y con gran beneficio, además.
No escuchéis. Seguid con las orejeras de la ilusión consumista. Pero la burbuja inmobiliaria no va a seguir hinchándose hasta que tengáis necesidad de vender. ¡Recordad las burbujas de las puntocom, de los mercados de futuros o del “arte”! Y sabréis lo que es la realidad: todos los que alimentaban la bestia inflacionista del mercado perdieron(mos) los ahorros, porque quien sólo tiene eso ha de vender cuando lo necesita y no puede elegir el momento álgido. Y los 'superricos', que estaban detrás, amanecieron 'hipermegarriquísimos', pues ellos sí sabían cómo y qué iba a pasar cuando ellos dijeran ¡basta!

 Ahora están saliendo ya algunos trapos sucios, la basurilla debajo de la alfombra de la gran corrupción en el mercado inmobiliario que promueven los de siempre en complicidad con políticos sin escrúpulos, pero con mucho ego. Los listos no necesitan dejarse ver o montan fundaciones y 'oenegés' filantrópicas para desgravar impuestos y aparentar buena conciencia. Pero, cuando se desinfle el boom y se vayan a construir en Sudamérica o África (ya empiezan) muchos querréis vender antes de que baje. Se producirá un pánico de ofertas y una caída en picado del supuesto valor de los pisos.

Muchos se dejan arrastrar ante la vaciedad de su vida en esta época de
patética publicidad consumista y se lanzan a las calles llenas de luces de
anuncios, queriendo consolar su ego regalando por doquier. Muchos incluso
con dinero público, pero ese es otro asunto para otra columna.

Esa fiebre de gastar hasta lo que no se tiene está siendo estimulada desde
los bancos, que serán quienes al final se quedarán con todo cuando uno no
pueda pagar las deudas. Dicen que la economía está basada en el consumo masivo. La suya, sí. Por eso se han lanzado a esa campaña financiera de minicréditos para pobres, a veces a bajo interés, de dos mil a cinco mil euros (siguen el ejemplo de las tiendas de “todo a cien”). Tienen que sacarse de encima los stocks acumulados y comprados a bajo coste gracias a la liberalización del mercado en los países asiáticos, con salarios aún más miserables y explotación inhumana de niños o personas semiesclavizadas, sin derechos ni posibilidades de enfrentarse o protestar, como en China, India, Blangladesh, Malasia, Indonesia, etc. todos ellos paraísos del turismo exótico.

Se lo venden a ustedes (y a mi, supongo) porque saben que necesitamos entregar cariño en forma de regalo y en estas fechas nos volvemos locos por demostrarlo. Pero no vale cualquier cosa. Porque la publicidad siembra de falsas necesidades y cosas inútiles el ámbito de la ilusión a un precio desorbitado. Hemos pasado del transistor al walkman, el CD portátil, el MP3, el MP4, el teléfono-cámara, la PDA que lleva de todo; de las barajas y cubiletes de dados al Spectrum, el Amiga, la gameboy, la PSP, etc. Con una infrautilización de su potencia real, porque son sólo espejismos de placer frustrante. ¿Saben que la enorme computadora de Houston que condujo a los astronautas a la Luna tenía menos potencia de cálculo que cualquiera de esas maquinitas de juego que llevan ahora en el bolsillo?

No pretendo hacer demagogia con eso de “¿cuánta gente se podría sacar del
hambre y la enfermedad con el valor de lo tirado (imagínense lo consumido)
en Madrid en estas fechas?" Pero, al menos, antes de gastar piense que usted
es una persona que tiene algún sentido de responsabilidad. No una fiera que
mata a su presa y tras darle un par de bocados la abandona, sin sentir pena
ni comprender que tal vez ese otro animal pudiera tener crías o cumplir una
tarea imprescindible en la naturaleza.

No se vuelva loco gastando su paga o su crédito. No consuma porque si,
porque lo dicen los economistas. El dinero no cae del cielo y lo va a
necesitar. Todo eso del “espíritu navideño” es un cuento moral. Pero con
cinta de Moebius para embalar y escalera de Escher para transportarlo. Un
espejo paradójico que le mira desde su futuro, para conocer la
responsabilidad del pasado, que es mismamente hoy.

Y FELIZ AÑO 2007.

 

Blog de El Metronauta:
http://visitantedelespacio.blogspot.com
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