OPINIÓN/Víctor Gijón
martes 18 de diciembre de 2007, 17:18h
El tránsfuga de libro es ya un tránsfuga de ley. Fernando Muguruza, alcalde de Castro Urdiales, es un okupa, ilegal detentador del sillón municipal. Si tuviera un mínimo de ética habría presentado su dimisión esta mañana. Mejor dicho, con un ápice de ética no habría traicionado a su partido, el PRC, y al que hasta el último minuto llamaba amigo: el presidente de Cantabria y secretario general regionalista, Miguel Ángel Revilla.
Pero si Muguruza carece de ética y estética, lo del PP clama al cielo. A estas horas, trascurridas unas cuantas desde que los representantes el PP en la comisión antitránsfuguismo votaran a favor de calificar lo ocurrido en Castro Urdiales como asunto fuera de la ley, entre los populares cántabros silencio sepulcral. No me extraña. Es más quisiera pensar que si no hablan es porque piensan actuar.
Por ejemplo, retirándose del Gobierno municipal y pasando la pelota a Muguruza, que se quedaría únicamente con el apoyo de Rufino Díaz y su formación independiente, pero sin posibilidad de ser derribado por una moción de censura, ya que socialistas y regionalistas no reúnen votos suficientes para relevarle del cargo. Seria un fraude de ley, pero una acción muy pero que muy conveniente para el PP que podría seguir manejando, aunque fuera desde la sombra, el gobierno del municipio. Claro que conociendo al PP de Diego, Buruaga y Quico Rodríguez me atrevo a pronosticar que entonarán el 'no nos moverán'. Todo ello aderezado con una nube de criticas y exigencias de coherencia al contrario.
Si (
No(
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