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Monsieur Bruni

Monsieur Bruni

miércoles 19 de diciembre de 2007, 15:19h
TITO B. DIAGONAL
Barcelonés de alta cuna y más alto standing financiero, muy apreciado en anteriores etapas de este diario, vuelve a ilustrarnos sobre los entresijos de las clases pudientes.
Realmente, amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados y navideñeados niños y niñas que me leéis, no os puedo dejar solos. Se ausenta uno, aprovechando el puente que habéis disfrutado hasta los pobres y algunos días más, para tratar asuntos relacionados con la economía mundial y, a tu regreso, te encuentras, aparte del jolgorio lumínico-ornamental propio de estas fechas, con alarmantes signos y negros presagios, de esos que, incluso, pueden llegar a afectar a espíritus tan templados como el mío.

No sólo han vuelto las Spice Girls (el 22 actúan en Madrid), lo que viene a ser como una auténtica calamidad pública tipo inundaciones en Bangladesh, o las heladas en ambas mesetas españolas, sino que hasta Pedro Solbes, el sensatísimo gestor de la Economía patria, se lía con el valor de la calderilla y monta un pollo repollo mediático acerca de las propinas en cafeterías.  A Magdalena Álvarez, la ministra de Fomento, la reprueban ayer en el Senado, con gran gozo, por supuesto de todo el PSC y del malvadísimo del Vilariño, aunque la reprobada siga al frente de su ministerio hasta marzo (me han dicho que luego, ZetaPé está pensando que, de ganar las elecciones, Magdalena repita como ministra). 

Puestos a seguir por la vía de lo funesto, hasta el sábado pasado, como me cuenta Tato Ganduxer, mi amigo del alma, en Valencia, lesionaron a Messi, el mejor jugador que tiene el Barça y todo ello a una semana del partido con el Real Madrid. Eso por no hablar de la visita del libio Muhammad el Gadhafi, el de las treinta vírgenes vestidas para matar, con su aspecto de macarra beduino.  O sea, que el que tenga vocación de pesimista se lo puede estar pasando pipa ante lo que, según estos signos, se os puede avecinar.

Pero hay que utilizar la mirada positiva, pequeñines/as míos/as. Hay que saber vislumbrar, entre tanta negrura presagial, ese punto de luz que ilumina el entorno. Hay que abrir una puerta a la esperanza (no necesariamente a Esperanza Aguirre, que la buena señora está atacada de los nervios ante la posibilidad de que Gallardón vaya como número dos en la lista pepera de Madrid). Vamos, que hay que volver los ojos hacia Paris, la Ville Lumière, la capital francesa. Algo está pasando allí, en una de las más afamadas ciudades de la elegancia, del charme, del glamour y que tiene unas tiendas fantásticas que yo os recomiendo calurosamente. Paris sigue siendo Paris, a pesar de algún estrafalario diseñador como John  Galiano y de las pulsiones homoeróticas de Jean Paul Gaultier a la hora de vestir a camioneros y otras especies laborales de las conocidas como rudas. Vamos que el bueno de Jean Paul se lo pasaría fenomenal tomando medidas a todo un cuartel de bomberos, sargentos y conductores incluidos…

Y en Paris, desde hace unos días, ha saltado el chispazo esperanzador: Monsieur le Président de la République ha ligado. Efectivamente, bien sûr, mes enfants… Nicolas Sarkozy (un suertudo al decir de Luis Edua, mi sobrino favorito) tiene una jeune fiancée. Nada menos que Carla Bruni, modelo y cantante italiana, de rotundas prendas físicas. Un pedazo de señora que haría que un obispo le diese una patada a una vidriera de colores y pecase contra el sexto mandamiento al menos de pensamiento.

Le Petit Sarko se ha prendado de la dama en cuestión. El presidente está enamorado. El presidente es feliz. Al presidente francés se le presenta un futuro esplendoroso. Al menos en el aspecto erótico-festivo-amatorio. Porque, amadísimos/as de mi paterno corazón, lo que es bueno para Sarkozy es bueno para España. Un Sarkozy feliz hace feliz a ZetaPé… Aunque ahora, el inquilino del Elíseo vaya por la vida con ojos de borrego emporrado y con la chapa frontal de Monsieur Bruni.
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