Publicidad del Gobierno

El PP está denunciando al PSOE por el cuantioso gasto público destinado a publicidad supuestamente institucional, que en la mayoría de los casos no es más que propaganda del Gobierno. Del Gobierno de España, claro. El hecho de que el PSOE esté haciendo lo mismo que ya había hecho el PP, de la mano del entonces ministro Zaplana, no es desde luego ninguna justificación. Más bien pone de relieve la necesidad de regular este tipo de casos mediante una ley que atribuya la publicidad institucional a un organismo autónomo e independiente, capaz de velar por los intereses de los ciudadanos. Al menos así habrá un cierto filtro, de modo que la cosa no resulte tan escandalosa, aparte de ridícula, como está resultando.

Está más que demostrado que los partidos del Gobierno no saben eludir la tentación de hablar de sí mismos y de lo bien que hacen su trabajo. No satisfechos con manipular los medios públicos, también interfieren así en los privados, a los que adjudican sus campañas como mejor les viene en gana.

El presidente Zapatero no está dando un buen ejemplo de gobernante honesto. Todo lo que él criticó lo está repitiendo, a veces incluso con creces. Y el PP, que al menos en este terreno también tiene una sucia hoja de servicios, no es precisamente el mejor fiscal para denunciar la situación. Los partidos políticos han conseguido que exista un mínimo consenso contra la corrupción pero en cambio siguen sin asumir todas sus vergüenzas en materias como su propia financiación y la publicidad institucional. Curiosamente, tanto en un caso como en otro se mueven suculentas comisiones.