El zoo de San Francisco volvió este jueves a abrir sus puertas nueve días después de que una tigresa escapara de su recinto, matara a un joven de 17 años e hiriera gravemente a otros dos.
Unos 40 visitantes, acompañados de un enjambre de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión, se acercaron el jueves al zoológico, que ha permanecido cerrado desde el trágico accidente el día de Navidad.
El recinto del zoo está ahora sembrado de carteles que aseguran que los animales "son salvajes y conservan sus instintos naturales", además de "ser sensibles y tener sentimientos".
"Por favor, absténgase de dar golpes a los cristales, tirar objetos, hacer demasiado ruido, molestar o llamar a los animales", dicen las señales.
Ni los leones ni los tigres serán mostrados al público hasta que finalice la construcción de una nueva verja de seguridad dentro de 30 días.
El pasado 25 de diciembre, la tigresa siberiana "Tatiana" mató a Carlos Sousa, natural de San José (California), e hirió a dos hermanos de 23 y 19 años, también de San José.
El zoológico ha reconocido que la pared del recinto donde se encontraba "Tatiana" era demasiado baja y que su altura, de unos 3,81 metros, era inferior a lo estipulado.
Algunos testigos habían visto al joven fallecido y a los dos heridos molestando a los leones poco antes del ataque de la tigresa.
La tigresa, que fue abatida a tiros por la policía después del incidente, había atacado a un trabajador del zoológico el año pasado.
En la foto, visitantes del zoológico observan de cerca una escultura dedicada a la tigresa "Tatiana".
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