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Erupción del volcán Tungurahua se convierte en espectáculo

Erupción del volcán Tungurahua se convierte en espectáculo

martes 15 de enero de 2008, 03:10h
Decenas de curiosos se congregan desde hace días con sus vehículos estacionados al filo de la carretera de Cotaló, un monte situado frente al volcán ecuatoriano Tungurahua, para observar el espectáculo de fuego y ruido que el coloso genera por las noches.

Aunque la neblina, a veces muy espesa, cierra el telón del espectáculo pirotécnico, los curiosos no abandonan sus butacas y aguardan, con sigilo y expectación, para intentar observar las explosiones del Tungurahua.

Muchos conductores se organizan para tratar de burlar a la espesa neblina y recorren grandes distancias en busca del sitio ideal, a veces, muy difícil de encontrar por la estela de vapor que cobija la montaña.

La audiencia ha aumentado en las dos últimas semanas, desde cuando se registró un repunte de la actividad del volcán, que amenaza con una nueva erupción, como las que entre julio y agosto de 2006 obligaron a la evacuación de miles de campesinos y arrasaron grandes extensiones de cultivos.

El Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, que vigila de cerca el comportamiento del Tungurahua, asegura que su actividad se mantiene alta y con una tendencia a aumentar.

Además, el Geofísico ha registrado más de 200 explosiones diarias de intensidades moderadas y leves, cientos de sismos de largo periodo por el movimiento de fluidos en el interior de la montaña, y decenas de tremores relacionados con las exhalaciones de gas y ceniza.

Aunque los cañonazos y bramidos que genera el Tungurahua atemorizan a sus vecinos y a los curiosos, las explosiones generan un espectáculo parecido a los juegos de artificio, pero en grande.

Varias explosiones del Tungurahua son de tipo estrombolianas, por el Stromboli italiano, que se caracterizan por la expulsión de rocas incandescentes que se elevan a varios cientos de metros de la cumbre y luego caen en los flancos de la montaña y ruedan pendiente abajo.

Los vecinos del Tungurahua, que han soportado las rabietas de la montaña desde noviembre de 1999, cuando empezó su actual proceso eruptivo, han aprendido a "convivir con el volcán", como repiten muchos de los moradores de la localidad de Palictagua, asentada en la falda suroccidental del coloso.

Ese caserío fue uno de los más afectados durante las erupciones de julio y agosto de 2006, pero muchos de sus habitantes se resisten a abandonar las tierras situadas en las zonas de peligro.

Ese es el caso de Aida Ortiz y un medio centenar de personas que viven el día cultivando sus parcelas en Palictagua, pero que por las noches abandonan sus viviendas y se movilizan a casas de familiares o albergues instalados en zonas seguras.

"Está botando candela", señaló Aida a Efe en referencia al comportamiento del volcán que, especialmente en las noches despejadas, deja ver su furia.
Al otro lado del volcán, en el norte, en la ciudad turística de Baños, la actividad volcánica, que ha sido un imán para atraer visitantes, parece haber perdido mucho del trajín habitual.

Los habitantes de Baños, pese a la situación, intentan llevar adelante una vida "normal" y se alegran de que no todos los turistas se hayan ido.

La Iglesia de la ciudad, que aloja a la "Virgen de Agua Santa", patrona y protectora de Baños, abre sus puertas y replica las campanas para llamar a los fieles para que pidan a la santa que proteja a los habitantes, turistas y negocios.

Por eso, los restaurantes en Baños atienden a sus horas; el comercio, aunque mermado, sigue con ofertas, y los hoteles, otrora abarrotados de turistas, alojan también al ejército de periodistas y fotógrafos que intentan seguir la evolución del volcán.

Nadie, ni los hoteleros, dudan que el Tungurahua prepara una nueva erupción, pero casi todos los baneños están dispuestos a resistir y defender el turismo, la principal actividad de la zona.

El monte de Cotaló, el sector conocido como "Ojos del Volcán" y el "Mirador" de Luna Runtún, en los alrededores de Baños, son algunos de los sitios que prefieren los foto-periodistas y curiosos para observar en línea directa al Tungurahua.
Sin embargo, la "Mama Tungurahua", como le dicen los vecinos a la montaña, a veces se escuda entre las nubes y oculta su show pirotécnico.

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