A propósito del Congreso de Víctimas del Terrorismo

Ayer se clausuró el IV Congreso Internacional de Victimas del Terrorismo, que una vez más ha puesto de manifiesto que, desde que se inició la legislatura que acaba de finalizar, ha sido imposible que los dos principales partidos políticos se pongan de acuerdo en algo.

La actuación del PSOE y del PP en el citado Congreso ha tenido posturas a favor o en contra, en función de la ideología o simpatía que los prescriptores profesan, pero desde luego aquellos que no están comprometidos ideológicamente han comprobado nuevamente que las luchas partidistas son capaces de estropear el desarrollo de cualquier acto o institución.

Que un colectivo tan importante y sensible como las victimas del terrorismo demuestre una determinada desunión, por no decir ruptura, debido a la ingerencia de los partidos políticos, es algo por lo que tarde o temprano alguien les exigirá responsabilidades.

Los colectivos se crean con un fin y nunca ese fin debe ser alterado, ni por intereses personales de sus directivos, ni muchos menos por intereses ajenos a las propias asociaciones.

Las asociaciones de victimas del terrorismo deberían haberse dado cuenta de la pérdida de fiabilidad, por no decir de respeto, que los ciudadanos están demostrando a otras instituciones como el Tribunal Constitucional o la Fiscalía General, por no hablar de algunas asociaciones ecologistas, que por agradecimiento o temor al poder ya no sabemos realmente lo que defienden o lo que representan.

Es lamentable constatar que en cuatro años los dos principales partidos políticos, que representan a más del 80% de los ciudadanos españoles, han conseguido estropear el normal funcionamiento de casi todas las cosas sobre las que en común han incidido.

Las elecciones están a la vuelta de la esquina y las actuaciones de los partidos en estos cuatro últimos años no se puede decir que inciten a que los ciudadanos sigamos confiando en ellos, pues da la impresión de que en vez de preocuparse de mejorar nuestra calidad de vida y hacernos sentir mejor en nuestro diario convivir en este país llamado España, se hayan empeñado en crearnos una crispación y un recelo que poco ayuda a la convivencia y a la mejora de la calidad de vida.