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La Casa Blanca y los demócratas logran un pacto para evitar la recesión en EEUU

viernes 25 de enero de 2008, 05:31h

La Casa Blanca y el Congreso llegaron este jueves a un acuerdo definitivo sobre el plan de estímulo económico que se pondrá en marcha para evitar la recesión, y que permitirá devolver a cada contribuyente entre 600 y 1.200 dólares de sus impuestos.


En total, el plan pondrá en los bolsillos de los estadounidenses 150.000 millones de dólares, o un 1% del Producto Interior Bruto (PIB) del país, con la esperanza de que lo gasten todo y con ello den nueva vida a una economía que agoniza.


"Este paquete contiene las medidas correctas y tiene el tamaño correcto", dijo el presidente de Estados Unidos, George W. Bush.


En el lado demócrata lideró las negociaciones la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (en la foto junto al secretario del Tesoro Henry Paulson y el líder de la minoría republicana John Boehner).


"No puedo decir que estoy totalmente contenta con el paquete, pero creo que estimulará a la economía y si no lo hace, habrá medidas adicionales", afirmó la demócrata.


Los líderes del Senado aún no se han manifestado sobre el plan, que pretende evitar que se hagan realidad los temores de muchos analistas de que la mayor economía del mundo caiga en recesión.


Este jueves, sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se desmarcó de la visión pesimista y afirmó que pese a los recientes vuelcos en las bolsas a nivel mundial aún cree que Estados Unidos seguirá creciendo, según su portavoz, Masood Ahmed.


El funcionario defendió esa tesis en parte dada la expansión fiscal prevista y la política de bajada de intereses adoptada por la Reserva Federal, que el pasado martes recortó los tipos hasta el 3,5%.


Bush no tuvo que esforzarse mucho para convencer a los demócratas de la necesidad del estímulo, pues el partido de la oposición es más afín que los republicanos a la intervención del Gobierno en la economía.


Lo que sorprende es que Bush, siempre promotor del libre funcionamiento del mercado, haya abrazado las ideas del economista británico John Maynard Keynes, que recomendó una expansión fiscal para no caer en el precipicio de la recesión.


Faltaba por definir el contenido del paquete de estímulo. La propuesta original de la Casa Blanca consistía en rebajas tributarias para personas que pagan el impuesto sobre la renta, pero no para los 30 millones de estadounidenses más pobres.


Por su parte, Pelosi quería extender el seguro de desempleo y los subsidios a la alimentación para los indigentes. La demócrata retiró esas demandas a cambio de cheques para personas de bajos ingresos.


El acuerdo establece que todo estadounidense que haya ganado al menos 3.000 dólares en 2007 y como máximo 75.000, recibirá entre 300 y 600 dólares en concepto de rebajas de impuestos.


Las familias con niños se embolsarán 300 dólares por hijo, hasta un máximo de 1.200 dólares. Además, el plan prevé rebajas de impuestos para las empresas. Estas podrán deducirse el 50% de las inversiones en equipamiento, según el acuerdo alcanzado este jueves.


Según Chad Stone, economista jefe del Centro de Prioridades Presupuestarias y de Política, el paquete dará "cierto" estímulo a la economía, pero podría haber sido mejor.


A su juicio, los subsidios de alimentación y el seguro de empleo habrían colocado dinero en las manos de las personas que más lo necesitan y que lo habrían gastado inmediatamente.


En cambio, personas con mayor renta tienden a ahorrar más, lo que va contra el propósito de estimular la demanda.


Por su parte, el economista conservador Alex Brill cree que las medidas son innecesarias y su motivación es política.


"La idea surgió de las campañas presidenciales y colocaba al presidente en la posición de decir que no al paquete", afirmó Brill, quien fue el economista jefe del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara Baja hasta 2007, cuando su control pasó a manos demócratas.


"Además, Bush está en su último año y está preocupado con su legado", añadió.


Es difícil para un presidente no hacer nada cuando la economía da cifras horribles.
La última, divulgada este jueves por la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios, es la caída de un 1,8% en el precio medio de la vivienda en 2007, la primera bajada anual desde que se comenzaron a compilar los datos en 1968.


Al mismo tiempo, las ventas se redujeron un 13%, la mayor disminución desde 1982.


La crisis del sector inmobiliario ha causado pérdidas multimillonarias a los bancos y es un viento gélido que ha afectado al resto de la economía, pero con el plan de estímulo, el Gobierno de EEUU ha apelado a los consumidores para que la recalienten.

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