La valoración que ha hecho el Vaticano ha sido bastante escueta pero también suficientemente descriptiva sobre la opinión que el encuentro ha suscitado en la Santa Sede: "
la impresión que se tiene en el Vaticano es que el encuentro fue muy bien".
No obstante, la Santa Sede recuerda que la cena es un encuentro "tradicional" y que "puede ayudar" a mejorar las relaciones entre el Gobierno español y el Vaticano.
Por su parte, la vicepresidenta del Gobierno,
María teresa Fernández de la Vega, destacó este viernes que "
el diálogo constructivo y sin reproches" reinó anoche en la cena. El encuentro fue "
muy cordial, de diálogo y entendimiento", algo que, según De La vega, "
se ha mantenido con el Vaticano a lo largo de estos cuatro años".
"
Desde luego no se hizo ningún planteamiento de que pueda haber ninguna modificación en la política del Gobierno", detalló De la Vega sobre el Acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Español de 1979.
En rueda de prensa al término del Consejo de Ministros, De la Vega también explicó que las cuestiones pueden cambiar "
pero siempre en el espíritu de respeto, de exigencia de respeto, de diálogo, de acuerdo con la posición del Gobierno de separación de funciones Iglesia-Estado", algo en lo que, dijo, ha "
venido trabajando" el Ejecutivo".
En esta línea, también destacó que el objetivo de la reunión no era "
buscar respuestas a problemas existentes más allá de que pueda haber discrepancias con algunas actuaciones de la Conferencia Episcopal, que ya se han trasladado al Episcopado y al Vaticano".
"
Una cosa es transmitir una preocupación o una sorpresa y otra cosa es que tenga que haber una respuesta", apuntó la vicepresidenta, quien insistió en calificar de "
muy buenas, correctas y de respeto" las relaciones entre el Estado español y el Vaticano.
El polémico encuentro
En la reunión del pasado jueves, tanto Zapatero como Monteiro subrayaron que las relaciones entre el Gobierno y el Nuncio han sido siempre "
muy buenas y cordiales" y consideraron que el "
mensaje" de esta reunión está "
implícito" en el propio encuentro en sí y remarcaron la importancia de que se produzca precisamente en un momento en que algunos representantes de la jerarquía eclesiástica y de los socialistas han intercambiado cierto cruce de acusaciones.
En este sentido, Zapatero trasladó al representante de su Santidad en España la postura del Gobierno sobre el acto de la familia celebrado el pasado 30 de diciembre en Colón y la nota de los obispos con motivo de las próximas elecciones generales de marzo. El presidente ha considerado en reiteradas ocasiones 'inaceptable' que algunos cardenales digan que las leyes del Gobierno 'hacen retroceder los derechos humanos' y 'disuelven la democracia'.
Asimismo, ha asegurado sentirse 'dolido' porque la nota de la Conferencia Episcopal hace referencia 'a la legitimidad o no legitimidad del diálogo para acabar con el terrorismo' yendo más allá de lo que había hecho en otros comicios, cuándo 'se limitó a condenar el terrorismo' y teniendo en cuenta que poco antes de las generales de 2000 el entonces presidente José María Aznar también había intentado un proceso de diálogo con ETA. 'Espero que algún día lo puedan explicar', aseguró el presidente de la actitud de los obispos.
Pese a los desencuentros, Zapatero ha insistido en que no desea revisar los acuerdos del Estado español con la Santa Sede 'por lealtad a la Constitución' que habla de una 'relación especial' con la Iglesia Católica y, además, porque el modelo de relaciones es 'adecuado'. Sin embargo, no ha descartado que 'se puedan dar nuevos pasos de revisión' pero 'con diálogo y tranquilidad' y no como 'reacción a los ataques recibidos'.
Viejas polémicas
El encuentro estuvo rodeado de viejas polémicas, como la anécdota que les relatábamos en diario e-Xclusivo el pasado sábado: el portugués Monteiro desconoce que el presidente del Gobierno no pudo cumplir con el compromiso dado al presidente cántabro, su amigo Miguel Angel Revilla, para acudir al cierre de la puerta santa del monasterio de Santo Toribio de Liébana, clausurando el año santo jubilar de 2006. ¿Por qué?
La razón, ocultada hasta ahora, fue que la jerarquía eclesiástica cántabra, siguiendo sin duda orientaciones de la cúpula episcopal, se dirigió a Revilla para preguntarle cómo era posible que un “ateo” como Zapatero estuviese presidiendo la ceremonia tradicional en el monasterio de Liébana. Ante esto, Zapatero optó por no acudir.
Pero el simpático obispo portugués Monteiro, que lleva ya casi tres legislaturas en el cargo en España, no parece tener tantos prejuicios a la hora de compartir sus ya célebres ‘caldinhos’.
Si (
No(
