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Madonna colapsa la Berlinale e ignora la gran pregunta de por qué dirige

jueves 14 de febrero de 2008, 10:42h
Madonna colapsó este miércoles totalmente la Berlinale, en su debut como directora del film "Filth and Wisdom", y provocó un despliegue mediático como no se recuerda en el Festival, para acabar dejando sin respuesta la gran pregunta de por qué se pasó a la dirección.
"No, esa pregunta es muy provocativa", contestó a una primera cuestión a ese respecto, en que se le sugería si, para una cantante de tanto éxito, no era muy arriesgado pasar a dirigir.

Parecida reacción tuvo a dos preguntas más, en que de nuevo se le preguntaba por su motivación para cambiar de profesión. "Siempre me han gustado los trabajos poco convencionales", fue lo único que se le arrancó, tras varios intentos.

"Estoy aquí únicamente como directora de cine", respondió, paradójicamente, a la cuestión de cómo de sentía en la Berlinale, un festival rendido hoy completamente a la diva del pop, a pesar de que su película se exhibía fuera de concurso.

Madonna
compareció con una hora de retraso ante la prensa, custodiada por el bigotudo Eugene Hutz, muy en la estética de "macarra" del papel que representa en el film, un inmigrante ucraniano dotado de múltiples ideas para la supervivencia.

Junto a ambos estaban también las dos actrices principales, Vicky McClure y Holly Weston, ésta última con aspecto de una segunda Madonna, rubia y estática, pero con algunos años menos encima.

La Berlinale la recibió ávida de ver desfilar a las estrellas por su alfombra roja, aunque sea del pop y no del celuloide.

Sin embargo, la conferencia de prensa resultó más esclarecedora por lo que se negó a responder que por aquello que sí dijo. Especialmente chocante resultó asimismo su insistencia en negarse a responder preguntas enlazadas.

No fue esa la única restricción impuesta por Madonna. La cantante, actriz y ahora directora posó solícita para los fotógrafos antes de entrar en la conferencia encaramada sobre sus altísimos zapatos negros, en vestido ceñido del mismo color y muy rubia, como siempre.

Sin embargo, se prohibió estrictamente tomar fotografías dentro de la sala, como si la diva, a punto de cumplir los 50, temiese el efecto de los flashes sobre su imagen mientras hablaba.

Pese a tales restricciones, la sala de prensa estallaba por las costuras una hora larga antes de comparecer ella ante los medios. Parte del gremio periodístico tuvo que seguirla por la transmisión en directo en la pantalla gigante de pie, en la calle, ante el Berlinale Palast. O por internet, con su portátil, en cualquier cafetería provista de conexión inalámbrica.
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