Al margen de los “arreglitos” en el piso del ministro o de la “tensión” de ZP, en este país pasan otras cosas que trascienden menos. Por ejemplo, el rendimiento de sus señorías. 26 diputados, casi el diez por ciento del total, han intervenido en la Legislatura recién terminada menos de cinco veces en comisión, en el pleno del Congreso y, si me apuran, ni siquiera en los pasillos o en la cafetería. Eso es absentismo y debería ser penalizado empresarialmente por el todavía jefe del Congreso, don Manuel Marín, que no ha fallado ni un día. Nueve diputados no han presentado ni una sola iniciativa, ni una sola pregunta ¡en cuatro años en el Congreso!
Muchos españoles creen que los diputados no trabajan lo suficiente porque cuando la televisión enfoca o transmite los plenos, el hemiciclo aparece casi vacío. Pero no es verdad. Un diputado tiene que trabajar en la elaboración de iniciativas, preparar proposiciones, estudiar asuntos, entrevistarse son responsables sociales... y eso no se ve. Muchos trabajan largas horas en sus despachos y a veces bajan sólo al Pleno a votar. En las Comisiones, muchos multiplican su trabajo, especialmente en los partidos pequeños, porque tienen que atender varios frentes a la vez y hacerlo con dignidad y solvencia. Y esos muchos se ven perjudicados pro unos pocos.
Hay dos diputados del PP, el gaditano Jesús Andrés Mancha que ha presentado ¡10.345 iniciativas! el solito y la asturiana Alicia Castro, que ha presentado 9.228 que encabezan el ranking. Lógico el liderazgo porque la oposición tiene que empapelar al Gobierno, pero excelente el trabajo porque la media está en 611, y sólo la superan el veinte por ciento de los diputados. O el trabajo está mal repartido o siempre curran los mismos. El primero del PSOE es el malagueño Miguel Angel Heredia, con 2.433 iniciativas, que no está nada mal. Otro que se merece un aplauso es uno que desgraciadamente se va, el canario de CC, Luis Mardones, que, además de ser un señor, inteligente y con seny, ha intervenido 914 veces en Pleno o comisiones, lo que da una media de 230 al año.
Habría que hacer la prueba del algodón a todos los diputados y que el que no manche, porque no ha sacado ni siquiera el bolígrafo en cuatro años, debería ser enviado a casa con unas orejas de burro para que todos sepamos que al Congreso hay que ir para algo más que para votar cuando el jefe de la clá levanta uno, dos o tres dedos. Lo que sorprende es que algunos de estos que no dan un palo al agua –Rogelio Baón, Txiki Benegas, Carlos Aragonés, Cipriá Císcar, Joaquín Leguina, Antonio Gutiérrez, Alfonso Guerra...- siguen cada legislatura en las listas sin que los ciudadanos sepamos qué méritos tienen, qué han hecho para merecer esa sinecura.
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